LO QUE ES Y NO ES

LO QUE ES Y NO ES

G. C. Samayoa Madrigal

Andrés López no es político, es grillo. No es presidente, es líder moral de «su movimiento». No gobierna, favorece a su familia y a los consentidos de la 4t. No es estadista, es dueño del poder. No es justo, es arbitrario. No es humano, hunde en la pobreza al pueblo. No es economista, es depredador de la economía. No es respetuoso, pues ofende a todos los mexicanos de lunes a domingo. No es cumplidor, sólo es prometedor. No es congruente, dice una cosa pero hace lo contrario —» no les voy a fallar» y les está fallando—. No es vertical, es sinuoso. No es constructor, es destructor. No es serio, es ridículo. No es ambientalista, es presunto ecocida. No es jefe, es capataz. No es humilde, es palaciego. No es tolerante, repudia al pueblo que se atreve a quejarse. No es solidario, desprecia a los damnificados. No es demócrata, es enemigo de las garantías constitucionales. No es ideólogo, es demagogo. No es empático, es egoísta. No es benevolente, es presa del odio. No es leal, traiciona a sus simpatizantes y a los militantes de Morena. No es transparente, es obscuro.

Andrés López llegó a la presidencia del país no para gobernar sino para obtener el poder y ejercerlo a la conveniencia de sus intereses personales y sus caprichos; para vengarse de sus enemigos o adversarios; para «disciplinar», “manipular” y amagar a la prensa; para vivir en Palacio Nacional como monarca; para reclutar lacayos; para promover supuesta transformación que sólo deteriora, devalúa y desprestigia el quehacer político; para consolidar su movimiento salpicado —¿invadido?— de colores «opositores»; para pagar las facturas acumuladas durante más de 18 años que le permitieron mantenerse en precampañas y campañas electorales, desafiando leyes y regulaciones del ramo; para destruir a la nación.

¡Andrés López, tal parece, vendió al país!

Sus deudas las evidencia en sus decisiones y acciones. La emprendió contra el poder económico privado —separarlo del gobierno—, pero privilegió a unos cuantos de los grandes empresarios, al menos cuatro visibles: Carlos Slim, Ricardo Salinas, José María Riobóo y Alfonso Romo. Incluso hay quienes piensan que la determinación de parar la obra del aeropuerto de Texcoco y cambiar la terminal aérea a Santa Lucía, obedeció a compromiso de algún o algunos de sus empresarios consentidos.

Ha sido indeciso en el juicio a expresidentes y colaboradores de éstos que, según palabras de López, son saqueadores de las arcas nacionales. Sólo dos capturas. La real: Rosario Robles que vinculan con la llamada «Estafa Maestra». La ficticia: Emilio Lozoya, relacionado con sobornos, que goza del confinamiento en su casa y se da el lujo de satisfacer sus apetitos culinarios en prestigiados y caros restaurantes, según recientes evidencias.

Cubrió con manto protector a personas públicas sospechosas de millonarios ilícitos, siendo el caso más claro el de Napoleón «Napito» Gómez Urrutia, líder de los mineros y hoy flamante senador de la República. Se especula que también fue benevolente salvador de la dirigente magisterial Elba Esther Gordillo.

Lo más peligroso y que mantiene bajo el terror a los mexicanos, un fuerte compromiso, evidenciado por el propio López, con los narcotraficantes. Para él no es el chapo, es don Joaquín Guzmán Loera; permitió la liberación del hijo de este capo, de nombre Ovidio; fue al encuentro de la mamá de “don Joaquín” para saludarla y manifestarle estar atendiendo su carta; los narcotraficantes, dijo, son seres humanos, hay que respetar sus derechos humanos, ellos —aseguró López— se van a dar cuenta que el dinero y las joyas los envilecen, confiando en que van a recapacitar; anuncia buenos comportamientos del crimen organizado, claramente lo expresó después del ejercicio electoral del 6 de junio de este 2021, no obstante que existen pruebas de la intervención violenta de estos hampones para beneficiar algunos candidatos; se niega a perseguir a estos delincuentes, afirmando que el propósito no es capturar a los capos, no le ve caso porque dice que se multiplican, que mejor es atender el problema desde su origen y presume las irrisorias dádivas del «bienestar».

Andrés López ¿vendió al país?

Ante tal panorama, la misión ciudadana debe ser la de salvar a México antes de que sea destruido por completo. Hay forma de lograrlo y lo propuso el propio Andrés: LA REVOCACIÓN DE MANDATO.

Toca a los ciudadanos tomar la decisión y del 1 de noviembre al 15 de diciembre llenar el formulario -próximo a expedirse por el INE- y firmarlo para solicitar la realización del Proceso de Revocación de Mandato, cuya organización estará a cargo del INE sin intervenciones de gobierno ni de partidos políticos.

Se necesitan alrededor de 2 millones de firmas recabadas en cuando menos 17 estados del país, para que en marzo de 2022 el pueblo decida si Andrés López debe dejar la presidencia e irse a su rancho, como lo ha venido proponiendo.

En la fuerza y conciencia ciudadana está la responsabilidad de salvar a la patria.



“La Constitución Política de un país no es un instrumento para controlar al pueblo, es una herramienta del pueblo para controlar al gobierno”, Patrick Henry (Padre Fundador de los Estados Unidos, 1736-1799).

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