¿DEBE… TIENE QUE IRSE?
G.C. Samayoa Madrigal
Precisa el refrán popular que “no hay plazo que no se cumpla, ni fecha que no se llegue”.
Este lunes 1 de noviembre de 2021 inició el ejercicio para recolectar al menos un millón 800 mil firmas de ciudadanos que soliciten la celebración del Proceso de Revocación de Mandato, único requisito para que el Instituto Nacional Electoral (INE) lance la convocatoria oficial para la realización de esta consulta popular, a verificarse el 27 de marzo del año próximo.
Las personas interesadas cuentan con diversos medios para registrar su petición. Pueden hacerlo con la ayuda de más de 24 mil promoventes, ciudadanos registrados ante el INE para cubrir esta labor. También es posible directamente en el Instituto a través de sus plataformas y aplicaciones electrónicas. Y en algunos lugares complicados por carecer de los medios modernos de comunicación, lo harán de manera presencial.
Es importante que esas firmas procedan de cuando menos 17 estados del país y que el número exigido se haya recabado a más tardar el 15 de diciembre próximo.
Ante la cercanía de este proceso ciudadano… exclusivamente ciudadano… cabe la duda de si el presidente debe o tiene que irse, derivado de hechos, actitudes, ira, rencor, miedo, venganza, compromisos, intereses, incongruencias, desvaríos y otros elementos más que enrarecen el ambiente en el que se desenvuelve el inquilino de Palacio Nacional, cada vez más solo, encerrado, ensimismado, iracundo…
…Sin temor a equivocación, hasta confundido. Sus propias expresiones así lo evidencian. Lo que se apreciaba como mera baladronada, se ha ido transformando en una especie de despedida anticipada.
En su reciente libro “A la mitad del camino” —lo refirió al final de su tercer informe— expresa que “es tan importante lo logrado en este periodo que hasta podría dejar ahora mismo la Presidencia sin sentirme mal con mi conciencia, que es lo que estimo más importante en mi vida”. Y en una de las mañaneras del mes de octubre fue más contundente: “Es importante aclarar este proceso. Si la gente dice: ‘No queremos que participe, (no queremos) que continúe el Presidente’, me voy sin ningún problema; es más, aunque no se llegue al 40 por ciento, porque para que tenga efectos vinculatorios, de acuerdo con la ley… tiene que participar el 40 por ciento de los ciudadanos, porque si participa 39 por ciento, ya no tiene carácter vinculatorio, es decir, ya no es legal”… Subrayó que se iría incluso si vota menos del margen legal porque no se puede gobernar un país como México sin autoridad moral, sin autoridad política, la cual la otorga el pueblo, pues “el poder dimana del pueblo”.
¿Debe…tiene que irse?
En tres años no ha podido cumplir uno de los mayores deseos del pueblo, incluyendo a los que no le otorgaron el voto de confianza: pulverizar la nefasta herencia de los gobiernos que le precedieron, a los que López ha señalado como saqueadores del país.
En tres años desoye la petición popular de que envíe a proceso a los expresidentes “saqueadores”, junto con los colaboradores que participaron en el “saqueo”.
Cumple tres años de gobierno y confiesa en sus mañaneras que prevalece la herencia maldita de esos regímenes a los que llama “neoliberales” y “conservadores”, rematándolos como sus “adversarios”. Sigue el huachicoleo, la inseguridad, la violencia, las ejecuciones, los despilfarros, la corrupción, la impunidad, la desigualdad. ¿Derrotado?
Sus tres principales obras van rumbo al fracaso, habiendo desatendido diversas leyes. No hay crecimiento económico, como lo prometió desde la campaña
Aún pendientes de explicación jurídica la liberación de Ovidio en el “culiacanazo”; el caso Lozoya; el caso Cienfuegos; la indemnización a los de la obra del aeropuerto de Texcoco, cuando —según él— incurrieron en corrupción y procedimientos ilegales; la venta del avión presidencial; las muertes de diversos periodistas; la solución a los 43 de Ayotzinapa y más desaparecidos; el destino de los recursos obtenidos al desaparecer los fideicomisos; el criminal desabasto de medicinas que ha costado la vida a niños afectados por el cáncer; el envío de vacunas anti-covid a países centroamericanos y del Caribe, no obstante que aquí hacen falta…
…Muchos pendientes por aclarar… muchas demandas por enfrentar.
¿Debe… tiene que irse?
Para sorpresa de todos y alejándose de las prácticas tradicionales de la política a la mexicana, “destapó” sus “corcholatas” —así les denominó el propio López— para la sucesión presidencial… muy anticipado, desafiando —como es su costumbre— a autoridades y leyes electorales. Y más ha sorprendido su absoluta inclinación por su “alumna” Claudia Sheinbaum, a la que ya aclaman como “presidenta” y, con el permiso y apoyo del patrón, está de gira proselitista tanto dentro de la ciudad capital como por las distintas entidades federativas.
Los que saben de estos asuntos, pueden adivinar que es una decisión desacertada pues está enviando a su “consentida” al matadero. Si llega a la candidatura en el 2024, será muy desgastada y llena de compromisos. A no ser que sea la pura fachada para proteger a quien verdaderamente es el tapado del “mesías”.
Aunque, por otro lado —cabe la especulación— podría estarla perfilando a sucederlo anticipadamente y confiando en el voto del Congreso, si el 27 de marzo la decisión popular lo invita a retirarse a su rancho en Palenque.
¿Debe… tiene que retirarse?… Aunque es difícil afirmarlo, no es opción que pudiera descartarse.
Lo único cierto es que la revocación de mandato está en manos del pueblo, el soberano, el que pone y quita a sus representantes.