Desde un balcón: “Vine a defenderlos”
José Gerardo Mosqueda Martínez,
Presidente del Instituto de Administración Pública de Guanajuato
Las reacciones de un autócrata cuando no tiene el entorno, no entienden de prioridades y no le alcanza la experiencia de sus asesores para decirle cómo le puede sacar más provecho a la visita al país del principal socio comercial de México.
Se puede tener cualquier cantidad de versiones sobre los pormenores de la recepción al presidente de México en la capital de Estados Unidos; como queda la memoria mediática, las imágenes y los contenidos de las visitas anteriores, es inevitable comparar y desde luego, sacar conclusiones… las propias interpretaciones y hasta las ocurrencias respecto a las condiciones en las que se dio la visita a la Casa Blanca.
Porque nos habría de extrañar que en México se siga hablando del tema si no es un acontecimiento cualquiera (al menos para los mexicanos, para su política exterior y en particular por los compromisos económicos que representa una relación inseparable entre las dos naciones).
Con excepción del Excélsior, que en su columna editorial describe “ la mejor visita que un mandatario mexicano haya realizado a los Estados Unidos”, en general los medios masivos mexicanos abordaron el tema con críticas al mensaje, los temas, el carácter y hasta la vestimenta y forma de sentarse de los mandatarios, es decir, comparando entre ellos.. Podría concluirse que el presidente mexicano sigue sin entender a dónde fue y para qué. Con relación a los medios masivos de los Estados Unidos, la visita del presidente mexicano parece que no existió; un día antes, el día de su llegada y el día siguiente no fue del interés de los medios norteamericanos la presencia del gobernante de nuestro país. No escribieron ni un asterisco sobre su visita a Washington D.C.
Si nos apegamos a los protocolos diplomáticos para analizar la visita del mandatario mexicano podemos discutir si era una visita de trabajo o una visita de jefe de estado… pero esa indefinición la aporta el visitante y es correspondida por el anfitrión. El hecho es que la visita tuvo dos asuntos en la agenda: una reunión en el salón oval con el presidente Bien y un desayuno con empresarios mexicanos y estadounidenses. Nada que se pueda relacionar con el grito del balcón: vengo a defenderlos…
Ante las decenas de mexicanos simpatizantes del presidente López gritó que venía a defenderlos, pero a nadie le explican por qué no aceptó reunirse con los líderes de las organizaciones de migrantes (no lo ha querido hacer en ninguna de las tres visitas)… en realidad no hay nada que explique a qué se refiere con su expresión: vine a defenderlos… amor con amor se paga… (No le alcanzó la emoción para decir algo más…)
Durante 31 minutos leyó una hojas arrugadas para dar lecciones de historia de Estados Unidos al presidente de Estados Unidos, le ofreció gasolina barata para los americanos que viven cerca de la frontera ( sic ) y ratificó el compromiso de pagar 1500 millones de dólares en tecnología para detener migrantes ilegales en la frontera, compromiso que tiene años ofreciendo y es parte de lo que hizo ante el presidente americano anterior, es decir, detener antes de que crucen la frontera a los migrantes ilegales mexicanos y centroamericanos.
Le dio las gracias por “haber permitido comprar la refinería en Houston” (sic) y como siempre solicitó que se entreguen visas de trabajo a 360 mil migrantes… en realidad da lo mismo cuántas ofrezcan o cuantas puedan entregar, la respuesta del presidente americano es la misma: lo vamos a pensar.
En los antecedentes de la visita está la acción de boicot a la cumbre de las Américas, a donde el presidente López no asistió porque no se había invitado a los tres presidente dictadores de América: Venezuela, Nicaragua y Cuba, la polémica contra senadores y diputados americanos y hasta la insípida “broma” hacer una campaña para derribar la estatua de la libertad porque ya no hay libertad en Estados Unidos.
Para que se notara que habían recibido a un jefe de estado hay signos diplomáticos que son inconfundibles: los jefes de estado son recibidos, en la puerta principal de entrada a la Casa Blanca por el mandatario norteamericano, dictan conferencias en el Capitolio, se ofrecen cenas de gala a las comitivas que les acompañan, hay acuerdos conjuntos, compromisos conjuntos, actos especiales de carácter formal para destacar acuerdos… nada de eso, nada. Sólo la disposición del presidente Biden de oír una lectura cansina, sin novedad… en verdad un autócrata sin su recinto mañanero, sin los acarreados de las giras de fin de semana, parecía que había disminuido de estatura y crecido la barriga.
No fue recibido en la casa Blair, como sucede con los jefes de estado que recibe el gobierno americano aunque fue atendido en un pequeño hotel de estilo europeo, el hotel Lombardy desde donde salió a una reunión con empresarios, encabezada por Carlos Slim y donde se dijo lo único sustantivo de la visita: el compromiso de los empresarios de Estados Unidos de invertir 40 mil millones de dólares cada año.
No dejo de mencionar que son los ofrecimientos que han hecho los empresarios mexicanos cada inicio de año durante lo que va de este sexenio, sin concretar prácticamente nada.
La cantidad ofrecida es, en realidad, una aproximación a la inversión anual promedio de los inversionistas de Estados Unidos en nuestro país. Es decir, con que no dejen de invertir lo que ya hacen, estarían dando sustento económico a las expectativas económicas de nuestro país en medio de la crisis económica que tiende a agravarse con el pésimo manejo de la economía nacional. Claro, que no es gratis el ofrecimiento, está pendiente las resoluciones a los casos en litigio de empresas americanas respecto a las inversiones en energías limpias que se encuentran en demandas ante tribunales y que es una de las causas de las frecuentes visitas del embajador Salazar al palacio de gobierno.
El presidente mexicano fue a Estados Unidos a replicar un discurso de las mañaneras ante el presidente de Estados Unidos… aunque usted no lo crea… al presidente Biden le dio jaqueca… igual que le pasa a todos los mexicanos, con la diferencia de que allá fue sólo de 31 minutos y un solo día.
Suficiente para reaccionar y darse cuenta que así se destruye a un país. Con un presidente insulso.
Hasta la próxima EN PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez,
Presidente del Instituto de Administración Pública de Guanajuato
gmg@gerardomosqueda.com.mx