EL CAMPO NECESITA UN PLAN DE DESARROLLO DE LARGO ALCANCE, SUSTENTABLE E INCLUYENTE
*Insuficiente la producción de granos para el consumo interno
*Han crecido exportaciones y se han adueñado de la logística
*50 países en tratados para diversificar productos y mercados
*Retiro de apoyos y financiamiento afectó a pequeños y medianos
*La mayor amenaza para el campo es el grupo GISAMAC
POR AGP
Guanajuato, Gto. (12 de junio de 2023).- México necesita un plan de desarrollo para el campo de largo alcance, sustentable, que aproveche todos los recursos a su alcance: humanos, naturales, tecnológicos, económicos, científicos y la experiencia acumulada, con políticas públicas que impulse la eficiencia y la productividad, incorporando a los pequeños y medianos a las cadenas productivas, mediante apoyos y financiamiento equiparable al de sus competidores, frente a la creciente demanda interna y externa de alimentos; diversificar mercados y productos, aprovechando el acceso a los 50 países integrados en 14 tratados comerciales que ha firmado.
Se requiere un campo fuerte, rico y dinámico, como la mejor medida para combatir la pobreza. Estados Unidos considera a México como el centro productor de alimentos que les va a salvar la vida en el futuro y los mexicanos no sólo han conquistado su mercado, también ya se han hecho dueños de la logística de distribución, según se expuso en el Seminario de Alimentación y Desarrollo Agropecuario, realizado en Guanajuato por el Partido Movimiento Ciudadano (MC), como parte de la construcción de su Agenda Nacional de Buen Gobierno que propondrá sus candidato presencial en 2024.
La producción del campo en México fluctúa entre sus ventajas competitivas naturales, humanas, científicas, tecnológicas y fitosanitarias contra la falta de políticas públicas que impulsen el desarrollo de los pequeños y medianos productores para incorporarlos a las cadenas de producción, contra cancelación de apoyos, la falta de financiamiento accesible, además de prohibiciones fuera de contexto. El mal mayor se llaman GISAMAC (Grupo Interinstitucional de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad), de ideología radicales, que complica la vida a los productores, responsable del desmantelamiento programas, fideicomisos e instituciones que apoyaban a los pequeños productores, además de generar las controversias internacionales, como la del glifosato y la del maíz genéticamente modificado.
RETOS QUE ENFRENTA EL CAMPO MEXICANO
La apertura de las fronteras pone en riesgo la sanidad, porque relaja las reglas y los controles; no es autosuficiente ni seguro.
El 68% de los productores del campo son pequeños, con menos de cinco hectáreas de cultivo. Las nuevas tecnologías no llegan a este sector. Hay límites a la superficie sembrada, para evitar que se deforeste.
Trabajan en el campo cinco millones de mexicanos, de los cuales el 30% son indígenas.
En Guanajuato, uno de los estados con mayor avance, la producción del campo representa el 17% de su Producto Interno Bruto (PIB), el primer lugar lo ocupa el sector automotriz con el 19%. En 1994 se exportaban a Estados Unidos 4.5 mil millones de dólares, con el Tratado de Libre Comercio hoy se exportan más de 50 mil millones de dólares.
México desplazó a Canadá y a la Unión Europea. Desde el 2016 México es superavitario en su balanza comercial.
Un gran activo de México son sus 14 tratados de libre comercio que incluyen a 50 países, por medio de los cuales se tiene acceso al 61% del PIB mundial y al 19% de la población.
El sector agroalimentario mexicano representa 9.41% de sus exportaciones, le da trabajo al 14% de la población registrada; es la décima potencia mundial productora de alimentos y la séptima potencia exportadora de alimentos, con amplio potencial para seguir creciendo.
Sin embargo, enfrenta retos como los conflictos geopolíticos -la invasión de Rusia a Ucrania-; el cambio climático -la sequía-, altas temperaturas; nuevas plagas y enfermedades, como la fiebre porcina, Influenza aviar; las carencias energéticas; el tema económico -la crisis inflacionaria y posible recesión; la reducción drástica del presupuesto; el Paquete contra la inflación y la carestía (PACIC), donde se relajaron las reglas para cuidar la fitosanidad; presupuesto inercial, asistencial y reducido; y la desaparición del financiamiento con el cierre de la Financiera Rural para el Desarrollo; a lo que se suma la problemática del glifosato y el maíz genéticamente modificado.
REALIDAD PESE A INCONVENIENTES
Pese a los inconvenientes, México tiene un sector dinámico, exportador, conocedor, con infraestructura, tecnología, economía de escala, aunque no todos los niveles están en la misma situación.
Hay un desarrollo de la agricultura media -la que más ha sufrido- que no tiene el capital para aspirar a la economía de escala, que tiene costos de insumos caros y que no tiene redes de distribución de sus cosechas; la están pasando mal.
Pero está el más desprotegido, el pequeño agricultor, que tiene desde media hectárea, hasta cinco o 10 hectáreas, que no le permite la economía de escala, los caminos rurales no son adecuados y no tiene acceso a la tecnología.
Sin embargo, los tres segmentos tienen necesidades comunes: la visión de largo plazo, que hoy no existe; la integración de cadenas productivas; el desarrollo de investigación y de tecnologías; un financiamiento competitivo, por lo menos equivalente a como el de sus socios comerciales, que tienen apoyos de seguros, de tecnología y apoyos a la exportación.
LAS FORTALEZAS Y DEBILIDADES
El tema de la sanidad e inocuidad, hoy por hoy, en México es uno de los activos más grandes que tiene; es de los primeros cinco países del mundo que tiene menos plagas y enfermedades.
“Somos una potencia, pero tenemos debilidades. De los alimentos básicos, importamos el 81% del arroz que consumimos, el 67% del trigo, el 43% de carne de cerdo, el 40% del maíz, el 23% de la leche y el 19% de carne de aves”.
En 2019 se quitaron los apoyos generados en el pasado a los pequeños productores; se eliminó el fomento a la agricultura y desarrollo rural; a los programas de sanidad e inocuidad, al fomento ganadero, y los Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca).
Esto ha complicado la producción a los pequeños agricultores, y aunque no en la misma medida, también a los medianos.
Hay una drástica caída en el presupuesto para el sector agroalimentario y no hay programas para elevar la productividad.
OPORTUNIDADES, DEMANDAS Y PROPUESTAS
Una de las grandes oportunidades es la demanda creciente de alimentos. Para el año 2050 se estima una población de 9,700 millones de habitantes en el mundo, que incrementarán la demanda de alimentos en un 60%. A ello se suma el paso de la población más desprotegida a la clase media, que demanda más consumo de proteína animal.
“Somos parte del mercado más exitoso del mundo; podemos producir todo el año. La frontera agrícola puede crecer de 21.47 millones de hectáreas a 24 millones, además de lo que se puede aumentar con innovación de tecnología, producir más con menos agua; elevar la producción en base a la productividad, maximizar el uso de los recursos; ser más sustentables e incluyentes.
En resumen, hay que basarse en la ciencia y la tecnología para el crecimiento y la competitividad; aprovechar la plataforma comercial para diversificar productos y mercados; contar con una política pública con visión de futuro, que trascienda los sexenios y gobiernos; que considere la producción de alimentos un tema prioritario y de seguridad nacional, pero no sólo como tema ideológico, sino en la realidad, que se traduzca en políticas públicas adecuadas y que se ciumpla con las certificaciones necesarias para garantizar el cumplimiento de las normas estalecidas.
Se propone una agricultura ecológica permanente que integre la sustentabilidad en todos sus procesos y que considere el aprovechamiento integral de los productos y subproductos, saberes y experiencias de los campesinos, los recursos naturales y económicos.
Hay que integrar la cadena del maíz -como de otros productos del campo-, incluyendo a todos los productores, micros, pequeños, medianos y grandes, buscando la disminución de costos, en beneficio de los productores, que es el eslabón de la cadena que, cuando las políticas no funcionan, son los más afectados.
Integrar alianzas público privadas; crear un programa de desarrollo; definir estrategias de largo plazo, es decir integrar una visión de largo plazo para ver cómo vamos a trabajar en un futuro.
Participaron como ponentes en este noveno seminario, de 12 que se tienen programados en todo el país: María de Lourdes Santisteban, experta en temas de Conservación y Manejo de los Recursos Naturales y de Cultura en Comunidades Rurales; Mauricio García Perera, vicepresidente de Normalización de Consejo Nacional Agropecuario (CNA); Carlos García Jiménez, director general de la Universidad Campesina del Sur (UCS); José Ernesto Caso Ribeiro, vicepresidente ejecutivo del Grupo Empresarial G., y Rogelio García-Moreno Garza, presidente de la Asociación Agrícola de Matamoros (AAM); como moderadores: Susana Cruickshank, presidenta del Centro de Estudios en Cooperación Internacional y Gestión Pública, y Bosco de la Vega Valladolid, productor y expresidente del Consejo Nacional Agropecuario. La bienvenida estuvo a cargo de Alejandro Chanona Burguete, presidente de la Fundación Lázaro Cárdenas del Río (FLCR).
Entre los asistentes estuvieron: Dante Delgado Ranauro, Coordinador Nacional de Movimiento Ciudadano; Francisco López Tostado, presidente del Consejo Estatal Agroalimentario; Fernando Olivera Rocha, vicepresidente de Turismo de Canirac; Martha Tagle, secretaria técnica para Construcción de la Agenda de Buen Gobierno; y Vania Roxana Avila Garcia, secretaria técnica del Consejo Nacional.
De Celaya participaron los empresarios Mario Coello Muñoz de Cotte y Vícitor Manuel Macías Paredes, así como un grupo de militantes de MC, entre otros.