PROSPECTIVA: La sorpresa es para todos
José Gerardo Mosqueda Martínez
Estimado lector, espero contar con su comprensión, pero decidí esperar una semana para la publicación de esta columna en espera de conocer datos comprobados sobre los resultados del proceso electoral que hemos vivido en todo el país.
Seguramente usted estará de acuerdo con un servidor que durante todo el proceso hemos conocido pronósticos contradictorios, análisis alejados de la realidad, mensajes incomprensibles y toda la información llevada a extremos de interpretación, diferencias porcentuales, inexplicables, entre encuestas con las que se hicieron levantamientos con metodologías semejantes, pero con unos pronósticos en beneficio de la candidata del oficialista.
Es verdad que en una campaña política suele prevalecer la mentalidad de una lucha sin reglas, en la que se vale de todo, y el caso de nuestra elección no fue la excepción, sin embargo, no podemos estar orgullosos de las reacciones que se presentaron en este proceso electoral.
La verdad es que estamos ante la elección mexicana, con el mayor número de crímenes políticos en el proceso electoral, con los más altos índices de crímenes dolosos, como jamás habría tenido el país después de las guerras de la etapa revolucionaria en México, con la presencia de bandas criminales, tomando cada día más territorio de nuestro país.
No nos extraña que el presidente ha dedicado los últimos cinco años a preparar la sucesión, independientemente de la pésima gestión que ha tenido como presidente del país, es decir, no gobernó, pero si dirigió todas las etapas de la campaña electoral que garantizara la sucesión en el poder ejecutivo, el control político del poder legislativo y el sometimiento del poder judicial, es decir, involucionamos como país cuatro décadas, con una pequeña salvedad. La elección dirigida por el presidente López ha sido más eficiente que las que dirigían los presidentes del viejo PRI, cuando no había instrumentos democráticos y si había, como ahora, sumisión, miedo y un altísimo porcentaje de mexicanos, casi el 40%, a los que les importa muy poco las decisiones políticas de nuestro país y tampoco en esta elección se presentaron a votar.
Una semana después queda claro que la elección más numerosa en la historia de México ha sido ganada holgadamente por la estrategia del presidente, en favor del partido de su propiedad y asegurándose una sucesión que por ahora no sabemos en qué condiciones se den los acuerdos y las negociaciones sucesorias, es decir, esperamos que la nueva clase política mexicana hará valer la legitimidad que recibió en las urnas.
¿Cuántas veces el presidente ha violado las normas constitucionales no sólo para la materia del proceso electoral, sino simplemente para hacer que prevalezca su criterio, independientemente si se observan las leyes vigentes?
Sigue siendo muy importante reconocer que 4 de cada 10 mexicanos con derecho a votar, no tuvo interés en presentarse el día de la elección ejercer su derecho, independientemente de la abrumadora diferencia en el triunfo electoral de la candidata Sheinbaum; que fue más alta la votación en esta elección que en el sexenio anterior, que independientemente de la ineptitud, mediocridad y corrupción en el actual gobierno a los mexicanos, esto no les importó, seguramente hay otras motivaciones más importantes que si lograron mover a los mexicanos para presentarse a votar el día de la elección.
En los estudios cualitativos, después de la elección, hay algunos datos reveladores y de alto significado, a lo que periodísticamente se le llamó como voto oculto y que hasta representó una altísima expectativa de qué allí se encontraba un alto porcentaje de votación. En favor del bloqueo opositor, resultó que, en efecto, existió un alto porcentaje de voto oculto, que se encontró en todos los niveles socioeconómicos en el país.
Una de las correlaciones más reveladoras se refiere a la relación de escolaridad y porcentaje de votación y hay una constante: a menor nivel de escolaridad, mayor porcentaje de votación para morena, a mayor edad mayor porcentaje de votación… no obstante, la distribución de los votos emitidos en favor del partido oficial, está en todos los niveles socioeconómicos.
La sucesión presidencial se ha decidido como en los más rancios tiempos del priismo mexicano, el presidente decidió quienes serían los precandidatos, corcholatas, cuando deberían de empezar sus procesos, como deberían de pagarse quien debería ser la candidata y como deberían de garantizar el resultado del proceso electoral y aunque tiene denuncias presentadas ante los tribunales electorales, no hay nada que haga pensar a los mexicanos que se procederá legalmente, una vez más quedará para la anecdotario las arbitrariedades del presidente.
No obstante, votaron por la candidata del frente opositor más de 16 millones de mexicanos que no estuvieron en el esquema del jefe de campaña oficialista, que no fueron funcionales, a la distribución de dinero en efectivo, a través de los programas de gasto social, que no les venció el miedo de perder su derecho a recibir ese dinero.
Independientemente de los casi 25 millones de mexicanos que reciben los recursos y que no tuvieron más remedio que cerrar los ojos y no ver el desastre de país o simplemente no se dan cuenta… para los niveles de ingresos que tiene a su alcance, lo único razonable es no poner en riesgo de dejar de recibir el dinero… tampoco lo iban a investigar.
Los otros actores en el proceso, los líderes y estructuras de los partidos de oposición siguen ensimismados, haciendo cuentas del número de escaños del número de municipios perdidos del número de regidores que pudieron haber colocado en los ayuntamientos y acusando recibo de la miopía con la que recibieron el proceso y de la cual siguen sin reconocer que es parte del fracaso en el proceso político que acaba de pasar, los dirigentes de los partidos no lograron entender que su fortaleza mayor estaba en su alianza con la Sociedad, en su capacidad de orientar sus propuestas a los sectores mexicanos, más necesitados, con mayores carencias, con más necesidades.
Para el oficialismo, primero los pobres, fue la definición estratégica con la que garantizaron el mayor número de votos en las urnas, pero la oposición no logro vencer la sinergia de ambición por el poder; menos les iba alcanzar para acercarse auténticamente al sector de los mexicanos que más necesitan y ser una propuesta convincente, contundente, para evidenciar que su acceso a los recursos de gastos social estarían garantizados pero que no tenían por qué ser sometidos en sus decisiones ciudadanas.
En el futuro inmediato, está a prueba la capacidad de los partidos opositores de reconvertirse, de entrar en un proceso de evaluación y de reinvención, darse cuenta que tienen poco tiempo para llegar a ser opción en una vía democrática que ofrezca opciones maduras, responsables, constructivas para que los ciudadanos vuelvan a creer en las opciones de los partidos democráticos, le haría bien en los partidos de oposición plantearse una renovación de sus dirigencias en todos los niveles.
Algunos dirigentes de partidos con un mínimo de honestidad, deberían de retirarse y dejar libre el acceso a nuevas generaciones que tengan interés en transformar, modernizar y hacer competitivos sus partidos en bien de la democracia.
Hasta la próxima en PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez
gmg@gerardomosqueda.com.mx