Las moralejas de los diputados

Las moralejas de los diputados

Por Velia María Hontoria Álvarez

Y, la zorra con elegante verborrea convenció a los pastores de deshacerse de los perros y ándale, que los lobos al ver los rebaños desprotegidos ¡se los comieron enteritos¡ Auú. El león astuto y viejo, ya no podía cazar por lo que dio aviso al reino animal que quién lo visitará grandes privilegios recibirían y ahí los tienes, largas filas iban a mirarlo a su cueva, entonces el viejo rey a placer comía y buena despensa hacía. Disfruto de leer fábulas y de recitar cuentos, pues alegra y suaviza el mal humor que me produce saber que los diputados han anticipado el descanso. Quizá, dirán, es momento de ajustar cuentas acomodando esas jugosas pensiones y recoger las apetitosas dietas. En Guanajuato, sólo el año pasado, cada uno recibió más de trescientos mil pesos “por hacer patria”, mientras estaban, los tuvimos perdidos entre los 500 que hay en el congreso, pues poco se supo de sus andanzas, quizá nadaron en el “far niente”. Mal ejemplo han dado, tal vez por eso las personas buscan esos trabajos “sencillitos” que no necesitan estudios o conocimiento de leyes sólo buena voluntad y amor dirán algun@s aunada a la disciplina del caracol quien saca las antenas apuntando al sol cuando se le ordena. ¿Qué diferencia habrá entre ellos y el ratón astuto que robaba del granero sin trabajar, y vivía de lo que los demás producían? Es extraño que este gobierno escrupuloso no haya dicho nada de los “sueldazos y prestaciones” que se dispensan en estos puestos ni que, cercanos ya al cambio de gobierno, no se les exija que laboren y ajusten sus prestaciones y honorarios. ¿Qué me gustaría que hicieran antes de decir gurrbaii? Algunas sugerencias serían: Aprobar y mejorar leyes que beneficien al pueblo. Ser transparentes y rendir cuentas: hacer pública la manera en que se utilizan los recursos asignados a sus oficinas y actividades. Proporcionar informes detallados de su trabajo legislativo y los gastos asociados, para que el pueblo sepa exactamente en qué se están invirtiendo sus impuestos. Eliminar privilegios injustificados: revisar y ajustar sus propios sueldos, dietas y beneficios. No es ético que mientras el país enfrenta crisis económicas y muchos ciudadanos luchan por llegar a fin de mes, ellos disfruten de privilegios que no corresponden a la realidad del pueblo. Trabajar en sesiones permanentes y eficaces: Eliminar los periodos de inactividad excesivos. Participar activamente en sus comunidades, conocer de primera mano los problemas de la gente, participar en foros, reuniones vecinales y atender las preocupaciones de quienes los eligieron. Comprometerse con ética y honestidad: La corrupción y el tráfico de influencias deben ser erradicados de la política. Los diputados deben ser ejemplos de integridad, demostrando que su único interés es el bienestar del pueblo, no el enriquecimiento personal. Así como la cigarra que finalmente comprendió, al llegar el invierno, que debía haber trabajado en lugar de cantar; nuestros diputados deben entender que el país no puede avanzar si siguen descansando mientras el pueblo trabaja. Es hora de laborar con dedicación, vivir como el perezoso gato que esperaba que el ratón saltara directamente a su boca no debería ser vida, pues hasta el lobo más astuto puede quedar atrapado en su propia trampa cuando el tiempo de cosecha llega o, ¿usted qué fábula aplicaría?

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