PROSPECTIVA: Reconstruir de forma integral la justicia
José Gerardo Mosqueda Martínez
Ha subido tanto de nivel en la opinión pública, en los organismos especializados de economía, en los jóvenes estudiantes universitarios, especialmente de las carreras afines al derecho y en especial en los análisis económicos, y particularmente de la balanza comercial con las naciones miembros del TMEC que ha llamado la atención la necedad que se deriva de las instrucciones de venganza del presidente saliente y su aberrante insistencia de destruir al poder judicial.
La próxima semana, los senadores de la República tienen la posibilidad de ubicarse en un espacio de reflexión, tomando en cuenta su responsabilidad en la trascendencia de este tema y buscar el modo de reconstruir el diálogo con todos los sectores de la sociedad para proponer iniciativas que tengan como prioridad el bien de nuestro país, el bien de México.
Desde la perspectiva que se quiera ver, todos y cada uno de los senadores del bloque opositor que tuvieron la pertinente y congruente postura de comunicarle confianza a los ciudadanos, advirtiendo que se presentarán a las sesiones del Senado, con la convicción de votar en contra de la iniciativa de reformas al poder judicial, logran mantener la esperanza de qué no se consiga una votación aberrante.
Siendo fundamental esta definición es sólo la forma de “despejar” el camino legislativo Y darse la oportunidad de entrar al fondo del tema, es decir, Agendar y comprometerse a trabajar con el propio poder judicial en un modelo de evaluación tanto de resultados, de procesos, de estructuras, de perfiles profesionales y construir una agenda para una reforma que prevenga, procuren y administre justicia para la sociedad mexicana.
Sin evaluación, no tiene sentido proponer una reforma.
Los mensajes que comunica el actual poder ejecutivo del país, derivados de la necedad de llevar a votos de popularidad y elecciones de tómbola a los responsables del respeto a los derechos humanos y las garantías individuales nos permite llegar a conclusiones de manera rápida pero totalmente insatisfactoria; no es una reforma al poder judicial lo que les ocupa, es la destrucción del poder autónomo que permite establecer equilibrios en la relación de los otros dos poderes, pero sobre todo permite trabajar en una visión de servicio a los ciudadanos mexicanos con la altísima, responsabilidad de estar apegados a derecho, de estar sometidos a un orden constitucional; sólo que esta aspiración requiere de profundidad en el conocimiento del derecho, de responsabilidad en el procedimiento jurídico para asegurar que se imparte justicia para el bien de la sociedad.
El secretario del episcopado mexicano igual que los jóvenes mexicanos, estudiantes de derecho, tanto como los propios funcionarios del poder judicial, igual que los ciudadanos mexicanos de a pie, coincidimos en que se requieren reformas sustantivas en el poder judicial.
También coincidimos en que lo propuesto por el presidente saliente y secundado por el oficialismo que ya ha mostrado de manera atropellada su insensibilidad y prefieren alinearse a intereses espurios, obedecer y callar.
Tienen la oportunidad histórica de corregir la propuesta, de conducirse con honestidad y plantear la reforma al poder judicial, no a partir de una interpretación del mandato ciudadano emitido en las urnas porque no es verdad que si una tercera parte de los mexicanos en edad de votar les dio su confianza, misma que, por un fraude a la constitución, en la integración de los poderes legislativos, se sobredimensiona y, por tanto degrada la votación opositora, se le quiera vender a la sociedad que todos los caprichos de los que lideran las pandillas del oficialismo, puedan tratarse como mandato ciudadano y proponer berrinches y aberraciones en las definiciones legislativas del país.
Es verdad que el oficialismo tiene todas las condiciones para comportarse como autócratas y pretender someter a los ciudadanos a condiciones del Estado mexicano que provienen de un proceso democrático y que tienden a una visión socialista del Estado que se entiende mejor como una dictadura populista.
Para servir a la sociedad, no es necesario violar las garantías individuales, pisar sobre los derechos humanos de los mexicanos y querer someterlos al capricho del que manda con un presunto discurso democrático.
Si ya lograron posicionar el tema : “reformas al poder judicial” , tienen la oportunidad histórica de convocar a todas las autoridades ejecutivas, legislativas y judiciales del país en sus distintos ámbitos y órdenes constitucionales para hacer ese gran esfuerzo común y darle a los mexicanos por primera vez la posibilidad de sentirse seguros en un país de libertades, de respeto a los derechos humanos y conscientes de que la justicia social es una oportunidad de progreso para todos, de Paz para todos.
El populismo es la principal amenaza para la estabilidad del Estado por encima de las economías, las migraciones o incluso el terrorismo. (Konrad Adenauer Stifrung, Global Future Survey, 2017)
Es necesario atender a la reconstrucción de los espacios públicos y entender que es una lógica de acción política, además de ser una ideología, esta lógica siempre sujeta a una estrategia de movilización política.
En el populismo autócrata mentir es una premisa a la ostentación del poder; ¿porque habríamos de creer que quieren un bien para el país?
Hasta la próxima en PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez
Reconstruir de forma integral la justicia.
Ha subido tanto de nivel en la opinión pública, en los organismos especializados de economía, en los jóvenes estudiantes universitarios, especialmente de las carreras afines al derecho y en especial en los análisis económicos, y particularmente de la balanza comercial con las naciones miembros del TMEC que ha llamado la atención la necedad que se deriva de las instrucciones de venganza del presidente saliente y su aberrante insistencia de destruir al poder judicial.
La próxima semana, los senadores de la República tienen la posibilidad de ubicarse en un espacio de reflexión, tomando en cuenta su responsabilidad en la trascendencia de este tema y buscar el modo de reconstruir el diálogo con todos los sectores de la sociedad para proponer iniciativas que tengan como prioridad el bien de nuestro país, el bien de México.
Desde la perspectiva que se quiera ver, todos y cada uno de los senadores del bloque opositor que tuvieron la pertinente y congruente postura de comunicarle confianza a los ciudadanos, advirtiendo que se presentarán a las sesiones del Senado, con la convicción de votar en contra de la iniciativa de reformas al poder judicial, logran mantener la esperanza de qué no se consiga una votación aberrante.
Siendo fundamental esta definición es sólo la forma de “despejar” el camino legislativo Y darse la oportunidad de entrar al fondo del tema, es decir, Agendar y comprometerse a trabajar con el propio poder judicial en un modelo de evaluación tanto de resultados, de procesos, de estructuras, de perfiles profesionales y construir una agenda para una reforma que prevenga, procuren y administre justicia para la sociedad mexicana.
Sin evaluación, no tiene sentido proponer una reforma.
Los mensajes que comunica el actual poder ejecutivo del país, derivados de la necedad de llevar a votos de popularidad y elecciones de tómbola a los responsables del respeto a los derechos humanos y las garantías individuales nos permite llegar a conclusiones de manera rápida pero totalmente insatisfactoria; no es una reforma al poder judicial lo que les ocupa, es la destrucción del poder autónomo que permite establecer equilibrios en la relación de los otros dos poderes, pero sobre todo permite trabajar en una visión de servicio a los ciudadanos mexicanos con la altísima, responsabilidad de estar apegados a derecho, de estar sometidos a un orden constitucional; sólo que esta aspiración requiere de profundidad en el conocimiento del derecho, de responsabilidad en el procedimiento jurídico para asegurar que se imparte justicia para el bien de la sociedad.
El secretario del episcopado mexicano igual que los jóvenes mexicanos, estudiantes de derecho, tanto como los propios funcionarios del poder judicial, igual que los ciudadanos mexicanos de a pie, coincidimos en que se requieren reformas sustantivas en el poder judicial.
También coincidimos en que lo propuesto por el presidente saliente y secundado por el oficialismo que ya ha mostrado de manera atropellada su insensibilidad y prefieren alinearse a intereses espurios, obedecer y callar.
Tienen la oportunidad histórica de corregir la propuesta, de conducirse con honestidad y plantear la reforma al poder judicial, no a partir de una interpretación del mandato ciudadano emitido en las urnas porque no es verdad que si una tercera parte de los mexicanos en edad de votar les dio su confianza, misma que, por un fraude a la constitución, en la integración de los poderes legislativos, se sobredimensiona y, por tanto degrada la votación opositora, se le quiera vender a la sociedad que todos los caprichos de los que liderean las pandillas del oficialismo, puedan tratarse como mandato ciudadano y proponer berrinches y aberraciones en las definiciones legislativas del país.
Es verdad que el oficialismo tiene todas las condiciones para comportarse como autócratas y pretender someter a los ciudadanos a condiciones del Estado mexicano que provienen de un proceso democrático y que tienden a una visión socialista del Estado que se entiende mejor como una dictadura populista.
Para servir a la sociedad, no es necesario violar las garantías individuales, pisar sobre los derechos humanos de los mexicanos y querer someterlos al capricho del que manda con un presunto discurso democrático.
Si ya lograron posicionar el tema : “reformas al poder judicial” , tienen la oportunidad histórica de convocar a todas las autoridades ejecutivas, legislativas y judiciales del país en sus distintos ámbitos y órdenes constitucionales para hacer ese gran esfuerzo común y darle a los mexicanos por primera vez la posibilidad de sentirse seguros en un país de libertades, de respeto a los derechos humanos y conscientes de que la justicia social es una oportunidad de progreso para todos, de Paz para todos.
El populismo es la principal amenaza para la estabilidad del Estado por encima de las economías, las migraciones o incluso el terrorismo. (Konrad Adenauer Stifrung, Global Future Survey, 2017)
Es necesario atender a la reconstrucción de los espacios públicos y entender que es una lógica de acción política, además de ser una ideología, esta lógica siempre sujeta a una estrategia de movilización política.
En el populismo autócrata mentir es una premisa a la ostentación del poder; ¿porque habríamos de creer que quieren un bien para el país?
Hasta la próxima en PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez