//PROSPECTIVA:// Por fin, un encuentro por La Paz
José Gerardo Mosqueda Martínez
La jerarquía de la Iglesia Católica y la Secretaría de Gobernación. Acordaron mantener un diálogo permanente en favor de la Paz.
Se proponen fortalecer las vías de colaboración para construcción de la paz en las zonas más afectadas por la violencia en el país, durante la reunión que tuvo como sede la Secretaría de Gobernación, se presentaron la trayectoria y misión de la iniciativa y se expusieron las preocupaciones de los representantes del diálogo nacional por la paz.
La iglesia católica estuvo representada por el arzobispo de Monterrey, Monseñor, Rogelio Cabrera López, quien presentó de forma documental la propuesta para atender los municipios con mayores índices de violencia, incluida la atención a víctimas y misma que fue ofrecida que sea analizaría por parte del gobierno general.
También se acordó mantener el diálogo permanente entre ambos representantes del diálogo nacional por la paz y la Secretaría de gobernación para atender de manera oportuna, situaciones urgentes, identificar y construir de manera conjunta, prácticas de seguridad, justicia y reconstrucción del tejido social en el país.
No tendría por qué omitir si alguna institución insistió para atender la crisis de violencia que vive México, fue la Iglesia Católica, pero a los titulares del gobierno federal nunca les quedó tiempo disponible para escuchar la voz de una iglesia preocupada por la paz y estabilidad social de nuestro país. Afortunadamente se ha podido dar esta primera reunión, lo digo con Esperanza, la primera de todas las que sean necesarias, porque por encima de todos los problemas que tenga nuestra nación está La Paz.
El mayor reclamo que los mexicanos hacen a sus autoridades es la violencia que se vive en el país y que provoca un daño irreparable que ha elevado a más de 200,000 personas en los gobiernos de la cuarta transformación, no hace falta hacer comparaciones y otras reflexiones acerca de la problemática que existe en el entorno social mexicano, lo que hace falta, son acuerdos que conduzcan a la reducción de este gravísimo problema que mantiene a una sociedad con miedo, con incertidumbre, con desesperación.
Todos los días en todos los medios masivos de comunicación en todas las redes sociales, tenemos conocimiento de la crisis de violencia que vive el país. La indolencia de las autoridades, el desinterés por atender un problema de dimensiones incalculables, dado que no basta con tener un estadística al día, nada se está haciendo de manera institucional para atender a las familias de las víctimas, al entorno social donde se dan los acontecimientos de crimen y violencia y es imposible explicar cómo han ingresado al país toneladas de armamento sofisticado, cartuchos y parque como si fuéramos a estar en la guerra y el mismo tiempo, la más notoria presencia de personal uniformado, recorriendo carreteras, caminos y calles del país y la delincuencia sigue posicionada de una buena parte del territorio nacional, hacen alarde de su control territorial y le comunican a ciertas autoridades como el caso de Culiacán que van a ser ejecutadas por estar en contra de las posiciones del grupo delincuente de esa zona, en otros casos, las autoridades han tenido que conseguir el visto bueno de los grupos delincuenciales a fin de tener acceso a la estructura gubernamental, así es, han tenido que ir a pedir permiso de los jefes de la delincuencia para poder ejercer el trabajo que se supone consiguieron ganando las elecciones en un proceso democrático.
La presencia de la Iglesia Católica en el país es particularmente significativa y ayuda a identificar las condiciones de inseguridad, violencia y crimen que se vive y que impacta de manera directa, no sólo en los familiares de los que han muerto en las acciones de violencia, también en sus entornos directos.
Esperemos que no sean ejercicios de catarsis política y que se usen para bajar la presión de la sociedad y que a la vuelta de algunos meses la sociedad Mexicana esté cuestionando qué pasó, por qué no se han continuado con los diálogos por la paz?
Educar para la paz y para la convivencia armónica, para el respeto a la dignidad de todos y cada uno de los seres humanos que habitamos en este país, podría ser un mensaje que le recupere la Esperanza a millones de mexicanos que han sido afectados por las consecuencias de este Desinterés del gobierno por asumir su responsabilidad constitucional de mantener la paz en la nación.
La violencia de nuestra nación es un problema multifacético, complejo y angustiante, pero no es un problema sin solución, por eso es tan esperanzadora una reunión como la que es motivo de esta reflexión editorial, requiere de la participación de la sociedad civil organizada y desde la perspectiva de la iglesia requiere de múltiples acciones coordinadas de los laicos construyendo la paz.
Desde luego que este no es un asunto que sólo requiera de la participación de la Iglesia Católica me refiero de este modo a la iglesia, porque es quien ha insistido durante años en la urgente necesidad de atender este fenómeno que angustia a todos los mexicanos, la refiero también porque es una instancia de la sociedad con una gran capacidad de convocatoria, de coordinación y por supuesto de organización social.
Gracias a la velocidad de comunicación que tienen las redes sociales se puede estar en la mente de los mexicanos y es posible que esta propuesta de bien común llegue rápidamente a todos los rincones del país y no sólo al universo de católicos, pero también es necesario que el tema sea tratado en todas las organizaciones sociales de la nación mexicana: lo mismo, en los centros de trabajo, en las oficinas gubernamentales, en los centros educativos, en las plazas, en los barrios, en los quioscos, a modo de despertar el interés y la disposición de ser constructores de Paz, educadores para la paz y promotores por La Paz.
Hasta la próxima en PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez
gmgm@gerardomosqueda.com.mx