
PROSPECTIVA: Jubileo de los gobiernos. Ataques armados. Verborrea de los políticos
José Gerardo Mosqueda Martínez
Mientras el Papa León XIV saluda a las delegaciones provenientes de 68 países y de manera especial a los presidentes de las respectivas legislaturas, el presidente de Estados Unidos justifica ante los medios de comunicación las operaciones bélicas contra Irán como ufanándose del “poder bélico “con el que se conduce ante las naciones. Cómo si estuviéramos regresando a épocas cavernarias. desde luego que, respondiendo a las amenazas del país islámico, aunque con ellos tengan que agregar los riesgos de dañar las relaciones internacionales y lamentablemente, perder más vidas a causa de la irracionalidad de las guerras.
El derecho internacional, el respeto entre las naciones, dejar de lado las provocaciones y buscar el bien común de los humanos que radican en los países en conflicto, así como los países involucrados obligadamente, generan un nuevo contexto donde se abordan los espacios de comunicación con miedo, con amenazas, con riesgos nuevos para la armonía entre las naciones.
Parece un momento oportuno que la conferencia interparlamentaria celebrada en Roma se planteara un espacio de diálogo interreligioso para tener entre los legisladores del mundo un primer espacio de reflexión: cuánta importancia tiene para el mundo la libertad de expresión, como la libertad religiosa para los seres humanos.
Aunque la miopía de los participantes ya combinada con las expresiones de respeto a las religiones produce un efecto vital para la armonía entre las naciones hace falta una voz que oriente y trasmita paz a los ciudadanos del mundo que ven con miedo el abandono del diálogo sustituido por amenaza bélicas y acciones que dañan siempre primero a los débiles.
La iglesia católica convocó a todos los participantes en la conferencia interparlamentaria a vivir el jubileo de los gobernantes y los políticos del mundo anteponiendo un mensaje de armonía y respeto por la protección de la vida y paz entre las naciones a partir del respeto a la libertad de religión de todos los humanos.
La política es la forma más alta de la caridad (Papa PÍO XI a los universitarios católicos italianos 18 XII1927), así introdujo su mensaje el Santo Padre. “si consideramos el servicio que la vida política presta a la sociedad y al bien común puede ser vista como un acto de amor cristiano, qué nunca es simplemente una teoría sino siempre un signo concreto y testimonio de constante preocupación de Dios por el bien de la familia humana (cf. Francisco, Enc. Fratelli Tutti, 176-192).
Por estas razones el Papa propone tres consideraciones en el actual contexto cultural: la responsabilidad de promover y proteger el bien de la comunidad, el bien común, especialmente defendiendo a los vulnerables y marginados. Esto significa, por ejemplo, trabajar para superar la desproporción inaceptable entre la inmensa riqueza concentrada en manos de unos pocos y los pobres del mundo. (cf. León XIII, Enc. Resumen Novarum 15 V 1891) este desequilibrio genera situaciones de injusticia persistente, que fácilmente conducen a la violencia, y tarde o temprano, a la tragedia de la guerra. Una política sana, en cambio, promoviendo la distribución equitativa de los recursos, puede ofrecer un servicio eficaz a la armonía de La Paz, tanto a nivel interno como internacional.
La segunda reflexión tiene que ver con la libertad religiosa y el diálogo interreligioso. La vida política puede lograr mucho alentando las condiciones para que exista una auténtica libertad religiosa y para que se desarrolle un encuentro respetuoso y constructivo entre diferentes comunidades religiosas. La fe en Dios, con los valores positivos que de ello se derivan, es una fuente inmensa de bondad y verdad para la vida de las personas y de las comunidades. San Agustín hablaba de pasar de un amor sui- un amor propio, egoísta, miope y destructivo- al amor Dei – un amor libre, generoso, fundado en Dios y que lleva al don de sí mismo.
Para contra con un punto de referencia común, en la actividad política, y no excluir a priori toda consideración de lo trascendente en los procesos de la toma de decisiones, será útil buscar un elemento que nos una a todos. A tal fin, un punto de referencia esencial es la ley natural, escrita, no por manos humanas, sino reconocida como válida en todos los tiempos y lugares y que encuentra su argumento más plausible y convincente en la misma naturaleza.
La, ley natural que es universalmente válida más allá de otras creencias más debatibles, constituye la brújula con la que orientarse al legislar y actuar, especialmente en las cuestiones éticas delicadas y urgentes… la declaración universal de los derechos humanos aprobada y proclamada por todas las naciones forma ya parte del patrimonio cultural de la humanidad.
La tercera consideración. el grado de civilización alcanzado en el mundo nos lleva a enfrentar un gran desafío en forma de inteligencia artificial … es un desarrollo que será de gran ayuda a la sociedad, siempre que su empleo no socave la identidad y la dignidad de la persona humana y sus libertades fundamentales. Es una herramienta para el bien de los seres humanos, no para disminuirlos, no para reemplazarlos.
Nuestra vida personal tiene mayor valor que cualquier algoritmo y las relaciones sociales requieren espacios de desarrollo que trasciendan con mucho los esquemas limitados que pueden preconfigurar una máquina sin alma. Nuestra memoria es creativa, dinámica, generativa, capaz de unir pasado, presente y futuro en una búsqueda viva y fecunda de sentido, con todas las implicaciones éticas y existenciales que ello conlleva (cf. Francisco, sesión de G7 14 Jjun.2024).
Durante el jubileo del año 2000 San Juan Pablo II señaló a Santo Tomás Moro como un testigo a venerar por los líderes políticos y un intercesor bajo cuya protección colocar su labor. Tomás Moro fue un fiel a sus responsabilidades cívicas, un perfecto servidor del Estado, precisamente a causa de su fe, que lo llevó a ver la política no como una profesión, sino como una misión para difundir la verdad y el bien. Puso su actividad pública al servicio de la persona, especialmente de los debilites y pobres, manejó los conflictos sociales con un sentido exquisito de la justicia; protegió la familia y la defendió con firme compromiso, promovió la educación integral de los jóvenes.
Demostró con coraje estar dispuesto a sacrificar su vida antes que traicionar la verdad… es un martirio de la libertad y del primado de la conciencia.
Ha sido una experiencia única en la vida y la oportunidad de compartirla ha sido hoy apenas unas horas de haber participado en tan memorable oportunidad.
Hasta la próxima en PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez