Festeja Parácuaro 95 años de su fundación legal
*Tiene un origen prehispánico y otro colonial, pero el vigente es posrevolucionario
*Servicios y mejoras de la imagen urbana lo hacen atractivo a pobladores y visitantes
POR AGP
PARÁCUARO, ACÁMBARO, GTO.- La comunidad de Parácuaro, perteneciente al municipio de Acámbaro, va a celebrar, este 12 de febrero, el 95 Aniversario de la asignación del fondo legal para la fundación oficial del pueblo. La autorización de este fondo la firmó el gobernador Enrique Colunga en 1925; por lo que, con este aniversario inician los preparativos festejar el Primer Centenario del Parácuaro de la era moderna.
Los orígenes del pueblo, ubicado al pie del cerro de Parácuro, mismo que está enclavado en la sierra de Los Agustinos, aunque con muchos vacíos de información, se remonta a la época prehispánica, cuando la zona era del dominio chichimeca, según datos que ha ido recabando el ex alcalde de Acámbaro y originario de este lugar, don Antonio Novoa Acevedo, quien ha recurrido a varios archivos en Guanajuato y en Michoacán, así como a la información que tienen varios pobladores, para rescatar la historia más reciente.
Parácuaro, como todo los pueblos, tiene su historia sobre hechos debidamente documentados, pero también lugares, leyendas, tradiciones y costumbres con un fundamento histórico, aunque este se haya borrado con el tiempo o que, pese a todo, se conserven como testigos de un pasado que se niega a morir en el olvido, el cual debe ser rescatado y protegido, como el Ojo de Agua o Manantial y las pilas en el centro del pueblo, la torre del antiguo templo de “Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas”, como le conocen a la pequeña imagen de Jesús, hallada en el Ojo de Agua, en 1834, y la capilla del Niño del Arenal, una imagen muy milagrosa, visitada por muchos devotos de la región.
DESFILE, TEDEUM, EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA Y RECONOCIMIENTOS
Para conmemorar este 95 Aniversario la fundación de Parácuaro, el próximo miércoles 12 de febrero, realizarán un desfile con carros alegóricos, estudiantes de las escuelas locales y escuelas invitadas de la región, autoridades civiles de Acámbaro y las religiosas de la localidad; al final, cantarán el Tedeum en el templo parroquial, como se hizo en aquel 12 de febrero de 1925, para después inaugurar una exposición fotográfica, donde entregarán reconocimientos a ciudadanos distinguidos.
Entre los organizadores de este evento de aniversario, se encuentra el ex presidente municipal de Acámbaro, oriundo de la comunidad, don Antonio Novoa Acevedo; el delegado municipal, profesor Jesús Tovar Reyes, y el profesor Humberto Ramírez Zamudio, director de la primaria Benito Juárez, quienes también se han dado a la tarea de rescatar la historia de Parácuaro, tanto la documental escrita, como la memoria fotográfica, logrando una colección representativa, de estos 95 años, que es la que se va a exponer.
Para el desfile ya está asegurada la participación de las escuelas de la localidad, primarias, secundarias, preparatoria y la UNIDEG, además de otras de la región, así como organizaciones campesinas y gremios de la localidad. Esperan contar con la participación de las autoridades municipales de Acámbaro y con alguna representación del gobierno del estado.
El Tedeum es una oración de acción de gracias, que se cantaba después de un acontecimiento importante de beneficio para la comunidad, como se hizo en aquel 12 de febrero de 1925 al haber logrado la asignación del fondo legal para la fundación del pueblo, comenta Novoa Acevedo.
La exposición fotográfica que se va a inaugurar ese día, retrata el paso de los años de Parácuaro: sus fiestas patronales, monumentos, costumbre y tradiciones, así como las obras de servicios básicos y de embellecimiento urbano que se han realizado, en su mayoría con aportación de sus pobladores y de los migrantes en Estado Unidos.
En el marco de la inauguración de la exposición fotográfica, se entregarán reconocimientos a ciudadanos distinguidos de la comunidad, en su mayoría, personas mayores que han contribuido al desarrollo del lugar.
Este festejo es un preámbulo para el centenario de la fundación, en el 2025, fecha en la que contemplan la edición de un libro sobre la historia de Parácuaro, recopilando y depurando las versiones que hay en el pueblo.
Por lo pronto, el archivo de la memoria fotográfica que se ha reunido, se va a quedar bajo resguardo en un Comité Cívico Cultural, que se va a constituir pasando este 12 de febrero, para que se haga cargo de todo el patrimonio cultural de Parácuaro y de la organización de Centenario. Este comité será distinto al comité que forma cada año para organizar las fiestas patronales, las cuales se celebran el sábado anterior al Miércoles de Ceniza.
SU HISTORIA SE REMONTA A LA ÉPOCA PREHISPÁNICA
Sin precisar debidamente su origen, se dice que “Paráquaro” (como se escribía antes) fue una “población” prehispánica, habitada por indios chichimecas, asentados en las serranías, pero bajaban al valle en tiempo de sequía, debido al manantial permanente que existía en el lugar, mismo que hoy se encuentra en el centro del pueblo.
Cuando llegaron los conquistadores europeos y se establecieron las haciendas de españoles, luego de la fundación de Acámbaro el 19 de septiembre de 1526, por Nicolás de San Luis Montañés, también fundaron en la región varias poblaciones de indios otomíes, traídos de diferentes partes para realizar las labores del campo; una de esos pueblos fue “Paráquaro”, fundado en 1550, desplazando a los chichimecas, que se negaron a ser sometidos.
Parácuaro es una palabra de origen purépecha, que significa “Lugar de palos secos donde se posan las aves”; se dice que sus primeros pobladores eran vaqueros y servían a los hacendados, pues las faldas del cerro Parácuaro fue atractivo para el ganado por la presencia del manantial.
En 1580 el poblado aparece en el «mapa de la villa de Nuestra Señora de la Concepción de Salaya y los pueblos de Acanbaro y Yurirapundaro», pero hubo épocas en que el pueblo fue abandonado, debido a las incursiones de los indios rebeldes, que reclamaban sus tierras, según comenta don Antonio Novoa, de acuerdo a la información que ha recabado.
En 1684, fray Pedro Narciso de la Cruz construyó una capilla de piedra, dedicada a “Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas”, una escultura pequeña de Jesús, que fue traída de España; de este templo aún se conserva la torre, en el lado sur, un arco en el norte, y el lugar que ocupaba el templo, los cuales fueron rescatados y rehabilitados, recientemente, de acuerdo a las instrucciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La tradición oral narra que “el pueblo fue atacado, en varias ocasiones, por grupos de indígenas, quienes no aceptaban el sometimiento a las nuevas leyes de los criollos y europeos. Durante uno de estos ataques, los encargados de la capilla fueron obligados a escapar del pueblo y salvar de la destrucción a la escultura del “Padre Jesús” y al sagrado cáliz, escondiéndolos siguiendo el camino de Valladolid a Querétaro, que cruzaba, en aquella época, el poblado; ese camino, hoy conforman las calles Morelos, Dr. Sámano y Corregidora”.
“Tiempo después, en 1834, la escultura fue encontrada en un nicho en una cueva del manantial, dando origen a la tradición religiosa que caracteriza a la población. Del cáliz no se tiene conocimiento hasta la fecha.
DOTACIÓN DEL FONDO LEGAL
Aunque el pueblo de Parácuaro ha existido desde la época prehispánica y al inicio de la colonia fue fundado como pueblo de indios, sus pobladores no eran propietarios de las tierras ni del lugar donde vivían, pues éstas pertenecían a los hacendados y en la época independiente pasaron a ser de los terratenientes, quienes les permitían construir pequeñas chozas.
En el caso de Parácuaro fue hasta consumada la Revolución, cuando lograron la dotación del fondo legal para establecer un pueblo como tal, de acuerdo a una traza y asignación de lotes para los pobladores.
De acuerdo al Decreto de Expropiación, otorgado por el Gobernador Constitucional del Estado de Guanajuato, el 4 de febrero de 1925, en base al Decreto 255 del XXIX Congreso Local, se realizó la expropiación, por causas de utilidad pública, de las tierras necesarias para dotar de fondo legal al pueblo de Parácuaro, municipalidad de Acámbaro.
En el mismo decreto se definen las propiedades afectadas, conocidas como: Guadalupe, San Agustín, Zacasil, La Granjena, El Nogal, Las Vargas y El Trigal, que unidas al manantial del pueblo y a la casa habitación de Blas Luna, dan un total de poco más de 101 hectáreas.
Este decreto se empezó a ejecutar a partir del 12 de febrero de 1925, de acuerdo a la traza realizada por Antonio Linares, enviado del gobierno. Ese mismo año, pero en el mes de mayo, terminaron de construir el templo parroquial actual, pues se había iniciado desde 1913, en un predio que donó el mismo Blas Luna, que ya tenía su casa habitación en ese lugar.
De esa fecha a la actualidad, la historia se está escribiendo para dejar un testimonio de su desarrollo y progreso, en base al esfuerzo de sus pobladores, quienes se han destacado por ser muy unidos, trabajadores y participativos, asegura Novoa Acevedo.