Reconoce iglesia a médicos, enfermeras y personal de hospitales
*Son muchos los que han sido solidarios, son muchos los que nos han mostrado su cercanía, son muchos los que nos mueven a aferrarnos a lo que dignifica al ser humano y, sobre todas las cosas, Dios está aquí y es Navidad: Sandoval Rangel
POR AGP
Celaya, Gto. (24 de diciembre de 2020).- El amor de Dios se hace presente en miles de personas que encarnan, en medio de la fragilidad, al Niño Dios que nace en un pesebre, bajo el cuidado de María y José, como tantos médicos, enfermeras y personal de los hospitales que cuida de los más débiles, los enfermos de COVID y de otros enfermos, gracias a su vocación.
Así lo señala el padre Carlos Sandoval en su mensaje Navidad, este día en que millones de católicos y cristianos conmemoran el Nacimiento de Jesús, el Salvador, el Mesías, como un signo de esperanza en medio de la pandemia, de la inseguridad y de la crisis económica.
MENSAJE DE NAVIDAD
“Dios está aquí; y por lo tanto, es Navidad. Le traigo una buena noticia que causará alegría a todo el pueblo: “Hoy nació en la ciudad de David un Salcador que es el Mesías, el Salvador. Esto les servirá de señal, encontrarán al Niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.
La Navidad es reafirmar la presencia de Dios que, de acuerdo a lo anunciado por el ángel; une la grandeza de Dios con la fragilidad humana. Ha nacido el Mesías, el Salvador, el Señor, pero se hace presente en la fragilidad de un niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre. De este modo, el pesebre vuelve a ser sorprendente y contundente, pues nos muestra que, efectivamente, hay signos siempre de esperanza.
A pesar de la fragilidad y de un sin fin de limitantes, que destellan signos en México y en todo el mundo; mientras que pareciera que la pandemia, los hechos de violencia y la crisis económica, entre otras cosas, marcaron el rumbo de México, también tenemos la dicha de redescubrir personas extraordinarias, que con todo el amor e infinitas capacidades nos ayudan a salir a adelante; son muchos los que nos han ayudado y orientado, son muchos los que han sido solidarios, son muchos los que nos han mostrado su cercanía, son muchos los que nos mueven a aferrarnos a lo que dignifica al ser humano y, sobre todas las cosas, cada vez no sorprende más y más la providencia de Dios que mueve todo. Dios está aquí y es Navidad.
Dios se sigue manifestando de forma contundente en las personas de buena voluntad y eso nos mueve a celebrar con fe la Navidad y a fortalecer nuestra esperanza; entre esas personas de buena voluntad, es justo que volteemos a ver a nuestros médicos y enfermeras.
Jesús el Hijo de Dios se hizo carne; asumió verdaderamente nuestras limitaciones humanas y el pesebre nos muestra que, a pesar de la fragilidad asumida, salió adelante, sí por obra divina, pero también porque María y José cuidaron de él, pues hoy los médicos y las enfermeras también son María y José, que están cuidando al Niños Jesús, encarnado en el enfermo; el pesebre les hace conciencia de la naturaleza del amor; sin este amor la vida se pierde, pierde su sentido, se vuelve incierta, por eso Dios en un acto profundo de amor nos manda a su hijo para recordarnos, sí lo esencial del amor, pero también para enseñarnos el camino del amor, pues a la luz de lo que encierra este misterio de Navidad, nos permite agradecer profundamente a los médicos, las enfermeras, los camilleros, al personal de limpieza, administrativos y a todas las personas que trabajan en los hospitales, por esos meses consagrados a cuidar de los más débiles, los enfermos de COVID-19 y otros enfermos; sin el profundo amor a su vocación y a los enfermos, cómo podrían sacar adelante esa tarea. Hoy más que nunca resplandece la grandeza de su amor, de su trabajo silencioso, heroico y abnegado.
Su amor genera vida y da esperanza. Que esta Navidad esté marcada por su profunda gratitud a Dios, por su amor encarnado en tantas personas que de modo discreto, sin conocer siquiera su rostro, nos siguen diciendo que vale la pena trabajar por la vida de los demás; que no gane la ingratitud de quienes promueven los no cuidados, ni los que simplemente viven bajo la irresponsabilidad”.
Dios los bendiga.
Feliz Navidad.
Carlos Sandoval Rangel
Diócesis de Celaya.