EL DILEMA: ¿PRESIDENTE O LÍDER MORAL?

EL DILEMA: ¿PRESIDENTE O LÍDER MORAL?


Por G. C. Samayoa Madrigal

Ahora sí, como inicia la popular canción del trío Los Panchos: “Que dilema tan grande, se presenta en mi vida…”, el tabasqueño Andrés López O. se encuentra atrapado en pleno ambiente electoral, rumbo a los comicios del 6 de junio próximo, en la disyuntiva de respetar la investidura constitucional y mantenerse como observador, garante de la democracia, la paz y tranquilidad del país, o enfundarse en su uniforme de ciudadano rebelde en permanente campaña política, pasando por encima y al margen de la regulación electoral.

Efectivamente, este dilema está derivando en una inusual, única, contienda social jamás vivida en México, en la que los rivales son la misma persona: Andrés (líder moral y dueño propiamente de MORENA) vs Andrés (gobernante bajo el juramento de respetar y hacer respetar la Constitución y las Leyes que de ella emanen).

¡Imagínense!

¿Efectos de una ocurrente cuarta transformación imprecisa, vagamente explicada, carente de justificación, motivación, fundamentación, planeación y programación, tan sólo un capricho sexenal?

El ambiente electoral y la cercanía del 6 de junio, despiertan el instinto rebelde, anti-gobierno, anti-institucional, del tabasqueño Andrés López, quien se despoja de la investidura, para salir a la defensa de «su movimiento»… sí, suyo, de su propiedad.

Se despoja de las ataduras constitucionales que rigen el comportamiento presidencial, y al clásico estilo del superhéroe de cómics, cambia el uniforme por el de líder moral en campaña permanente, para denostar al árbitro electoral y denunciar a voz en cuello la antidemocracia… prácticamente una acusación que más alude al gobierno que al INE… un arrebato, como es común en el tabasqueño, que le hace perder de vista que, en esta ocasión, él es quien encabeza el gobierno…

… Se aplica aquello de que lo que bien se aprendió, nunca se olvida… Y Andrés se acostumbró a presionar y colocar contra la pared a los gobernantes, de ahí la explicación al sorprendente autogol escenificado en el engendro mañanero del viernes 26 de marzo, cuando se pidió su opinión sobre la decisión del Instituto Nacional Electoral de retirar diversas candidaturas por infracciones a la ley del ramo, varias de ellas de abanderados de MORENA.

La respuesta inmediata, arrebatada e irreflexiva del inquilino de Palacio Nacional fue: “Están convertidos en el supremo poder conservador, ya deciden quién es candidato y quién no. Antes no era así, a lo mejor ya cambiaron las leyes o antes no se aplicaban y ahora sí aplican”. ¿Ignorancia, inocencia, maña?

A manera de justificación, expresó: “¿Cómo voy yo a quedarme callado?, ¿nada más porque soy presidente (le estorba la investidura)? Eso para mí es un atentado a la democracia, así de claro, es juego sucio, es antidemocrático”.

Domina el subconsciente al activista: “Yo siempre voy a defender la democracia, siempre, y no voy a aceptar que de arriba, por intereses cupulares, por intereses de mafias, por los intereses de la ‘maleantada’, de los malandros de cuello blanco, se pisoteé la democracia”. Para eso existe gobierno, para que no se pisoteé la democracia.

Un día antes —jueves 25— bordó en la ilegalidad: “sólo decir que existe una estrategia política en contra nuestra para que el movimiento de transformación no tenga mayoría en la Cámara de Diputados”. Palabra del líder moral, defensa clara y descarada para el partido de su propiedad. Básicamente, apoyo presidencial a MORENA.
La Ley General en Materia de Delitos Electorales, en el Artículo 11, fracción IV, señala que “se impondrán de doscientos a cuatrocientos días multa y prisión de dos a nueve años, al servidor público que… Proporcione apoyo o preste algún servicio a un precandidato, partido político, coalición, agrupación política o candidato, sea que lo haga por sí mismo o a través de sus subordinados, en sus horarios de labores”.

El artículo 4 de la misma ley anticipa que “el Ministerio Público, en todos los casos, procederá de oficio con el inicio de las investigaciones por los delitos previstos en esta Ley”. Es decir, no se requiere de denuncia.

El delito electoral es grave, lo ha reconocido el tabasqueño Andrés López O.

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