¿AÑORA LA CAMPAÑA?… ¡PIDA LICENCIA!

¿AÑORA LA CAMPAÑA?… ¡PIDA LICENCIA!

Por G.C. Samayoa Madrigal

El líder moral está nervioso, está ansioso, está inquieto… empezaron las campañas de la contienda electoral intermedia y por primera vez, después de más de 18 años de activismo ciudadano, él no participa, no tiene presencia, no puede, no debe… obligadamente, está al margen…

…Al margen, observando que la dirigencia nacional no da pie con bola… se desmorona MORENA de la cuarta transformación… Las militancias, los seguidores, los simpatizantes reclaman imposiciones, favoritismos e injusticia en la selección de candidatos, lo mismo del nivel gobernador, que legislador local o federal, o presidente municipal e incluso ediles.

Se multiplican las manifestaciones y confrontaciones de morenos versus morenos, “casta” política que se distingue por su inclinación a la violencia, la rebeldía y la ilegalidad, enseñanzas y ejemplos de su líder moral, aquel que clausuró pozos petroleros, que cerró el Paseo de la Reforma, que vandalizó y saltó recurrentemente a las calles a manifestarse, trastornar el tránsito peatonal y vehicular, amagando la integridad física de los inmuebles a su paso, lo mismo habitacionales que negocios y oficinas.

Peor aún, varios de los abanderados y fórmulas que ha registrado MORENA han sido rechazados por las autoridades electorales por no saber presentar correctamente los requisitos y, en el colmo de la ineficiencia, cometen fallas en sus impugnaciones.

Habrá que reconocer que estas pifias se están repitiendo en las distintas organizaciones contendientes.

Y hay que agregar que, como en el pasado, se libra una auténtica guerra sucia… salen a relucir los trapitos al sol, las descalificaciones, los errores del pasado, las indiscreciones, las ambiciones malsanas, el influyentismo, el compadrazgo, el árbol genealógico, los intereses de diversos tipos.

Ingredientes, todos ellos, suficientes para mover la inquietud, restaurar la esencia del líder moral, acostumbrado a esos avatares y devaneos… El obligado encierro en Palacio Nacional materialmente lo asfixia, lo desespera, lo irrita y no lo oculta en sus engendros mañaneros.

Propuso la firma de un acuerdo por la democracia, ridículamente sustentado, el cual evidentemente no le sujeta… el riesgo, su riesgo, es la aplicación de la ley —electoral, y hasta la penal— si se atreve a tomar partido en la justa electoral.

Como funcionario público tiene prohibido brindar apoyo o perjuicio a candidatos o partidos políticos. Consigna que de no atenderse deriva en delito electoral que se persigue por oficio.

No obstante ello, y porque su pecho no es almacén —lo ha repetido—, el líder de la 4t advirtió en reciente engendro mañanero que denunciará la compra de votos, pretendiendo exhibirlo como una actitud ciudadana. Pero no es el papel del presidente del país, quien por su investidura no es un ciudadano común… a él le toca velar por los intereses del ciudadano común… El presidente, como todo funcionario público, sólo puede hacer lo que la ley le permite u obliga, y en el caso de los procesos electorales le exige prudencia, mantenerse al margen de la competencia y asegurar la paz y tranquilidad durante el desarrollo de este evento democrático, desde el primer día en que se instalan los consejos, pasando por los registros, las campañas, el ejercicio del voto el domingo 6 y hasta su conclusión con la procedencia de las constancias de mayoría.

Es imprudente su advertencia de denunciar públicamente la compra de votos, pues en el momento que lo haga y las veces que lo haga, estará violando —como servidor público— las regulaciones y deberá intervenir de inmediato la fiscalía correspondiente.

Si no quiere incurrir en la presunción de delitos electorales y es mayor su interés por la suerte de su partido en la contienda electoral 2021, pues la alternativa sería solicitar una licencia al legislativo y presentar los argumentos con los que quisiera justificar su ausencia… peligroso a todas luces —para él, desde luego— porque estará sobreponiendo el interés de apoyar a MORENA de la 4t, por encima de las necesidades y reclamos de la nación.

En resumen, el líder moral se encuentra entre la espada y la pared… ¿tomará el riesgo o será prudente… será, por fin —al menos una vez—, presidente?

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