BARTLETT; UNA RAYA MÁS AL TIGRE
Por G. C. Samayoa Madrigal
Se agrega una raya más al tigre… Otra vez Manuel Bartlett en medio de un suceso lamentable —trágico— por desatender la denuncia ciudadana y la responsabilidad constitucional en la función pública… “ilustre”, “consentido” y “protegido” colaborador de la autodenominada cuarta transformación.
El poblano llega a la dirección de la Comisión Federal Electricidad del llamado nuevo régimen precedido de diversos hechos que le colocan entre los políticos más perversos en la historia del país.
Entre los más relevantes, los siguientes:
Se le atribuye la decisión política de frenar y acallar al columnista Manuel Buendía, instrucción que derivó en el homicidio del crítico periodista.
Como titular de Gobernación, encabezando la Comisión Federal Electoral (CFE, por cierto), se le acredita la modalidad de “suspender el sistema electrónico de conteo de votos” —se cayó el sistema, popularizóse— el tiempo suficiente para revertir la tendencia de los resultados que pintaban como posible triunfador a Cuauhtémoc Cárdenas, pero que al restaurarlo, como por arte de magia, cambió la inclinación a favor del priísta Carlos Salinas de Gortari. Incluso se sospecha su intervención para la quema de los votos en la Cámara de Diputados, para ocultar toda evidencia.
Como titular de Gobernación orquestó toda una campaña para consumar el despojo de IMPACTO, revista política crítica que ejerciendo su libertad de expresión la consideraba un riesgo para sus prematuras aspiraciones presidenciales —apenas iniciaba el sexenio delamadridista—, teniendo como nota curiosa que inicialmente figuró como socio de los adquirientes de dicha publicación semanal.
Como titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE, otra vez) le ha tocado anunciar millonarias pérdidas económicas en la operación de la paraestatal. Además, en su administración, se han registrado al menos tres mega-apagones en el país, careciendo de justificaciones congruentes… más bien, exhibiendo deficiencias.
Además salió a relucir presunto enriquecimiento inexplicable —propiedades inmobiliarias—, pero recibió el apoyo de su jefe y de la Función Pública para que no pasara a mayores, apreciándose desde fuera como un acto de impunidad.
Y recientemente, en Múzquiz, Coahuila, una mina de carbón proveedora de la CFE (la dependencia que se encarga de garantizar la electricidad para el país) se inundó y quedaron atrapados al menos siete trabajadores. Desde octubre del año pasado, Bartlett fue advertido del peligro por la Organización Familia Pasta de Conchos (OFPC). Se le entregó a Bartlett una carta y fotografías que exhibían “cuevas” de extracción de carbón en el norte de Coahuila.
Los denunciantes solicitaron una reunión con el funcionario público, quien además recibió del Centro Prodh de Derechos Humanos el reporte de las denuncias de los mineros.
Manuel Bartlett, fiel al estilo de la 4t, ni se conmovió… aún en la tragedia, evidentemente sigue sin conmoverse
Si la OFPC, además de entregar carta y fotografías en propia mano del funcionario —que no tiene validez oficial—, hubiera llevado el escrito y gráficos a la oficialía de partes de la dependencia, donde se sella de recibido y compromete a la dependencia y al titular a dar una respuesta en un período constitucional —quizá 15 días— adquiere el valor de prueba para poder, ante la omisión del acto requerido, proceder a denuncias por responsabilidad oficial y presuntos delitos que pudieran resultar.
En fin, el caso es que se confirma por enésima ocasión que Bartlett es consentido del actual sistema gubernamental, quizá —es especulación— para aprovechar su “experiencia” en “resolver” las contingencias electorales a favor de su o sus jefes.