Cursum perficio
Por Marissa
Cuando mueras, no te preocupes por tu cuerpo, tus parientes, harán lo que sea necesario de acuerdo a sus posibilidades.
Ellos o alguien más, te quitaran la ropa, te van a lavar, te van a vestir, te van a sacar de tu casa y te llevarán a tu nueva dirección.
Muchos vendrán a tu funeral a «despedirte». Algunos cancelarán compromisos y hasta faltarán al trabajo para ir a tu velorio, quizá hasta el panteón; tu última morada.
Tus pertenencias, hasta lo que no te gustaba prestar, serán vendidas, regaladas o quemadas; tus llaves, tus herramientas, tus libros, tu música, tus zapatos
tu ropa.
Y ten por seguro que el
mundo no se detendrá a llorar por ti.
La vida, para el resto de los demás, continuará.
En tu trabajo, serás reemplazado, por alguien con las mismas o mejores capacidades, asumirá tu lugar.
Tus bienes irán a tus herederos.
Y no dudes que seguirás siendo citado, juzgado, cuestionado y criticado por las pequeñas y grandes cosas que en vida hiciste o dejaste de hacer.
Las personas que te conocían quizá digan: «tan bueno(a) que era».
Tus amigos sinceros van a llorar algunas horas o algunos días, pero luego regresarán a la risa, a sus vidas.
Los «amigos» que te invitaban sólo a las fiestas, se olvidarán de ti más rápido.
Tus animales se acostumbraran al nuevo dueño.
Tus fotos, por algún tiempo quedarán colgadas en la pared o seguirán sobre algún mueble, o en el álbum, pero luego serán guardadas en el fondo de un cajón, regaladas, dispersadas o recortadas en la basura.
Alguien más se sentará en tú sala y comerá en tu mesa, usará tu vajilla que era para ocasiones especiales.
El dolor profundo en tu casa durará una semana, dos, un mes, dos, un año, dos. Después quedarás añadido a los recuerdos y entonces, tu historia terminó.
Terminó entre la gente, terminó aquí, terminó en este mundo.
Pero comienza tu historia en tu nueva realidad, en tu vida después de la muerte.
Tu vida a donde no te pudiste mudar con las cosas de aquí porque además, al irte, perdieron el valor que tenían: tu cuerpo, tu belleza, apariencia, apellido, posición, cuenta bancaria, casa, coche, títulos, diplomas, amigos, lugares, cónyuge, familia.
En tu nueva vida solo necesitaras tu espíritu; y el valor que le hayas acumulado aquí y ahora, esa será la única fortuna con la que contarás allá.
Esa fortuna es la única que te llevarás y se amasa durante el tiempo que estás aquí. Cuando vives una vida de amor hacia los demás y en paz con el prójimo y contigo mismo, aquí estás amasando tu fortuna espiritual.
Por eso intenta vivir plenamente y sé feliz mientras estás aquí porque.
Como dijo alguien dijo: «De aquí no te llevarás lo que tienes. Solo te llevarás lo que diste».
Decía mi madre “Nunca he visto un camión de mudanza detrás de una carroza”