DE MI ADIOS A UN VERDADERO GIGANTE, A DON HECTOR FIX ZAMUDIO

DE MI ADIOS A UN VERDADERO GIGANTE, A DON HECTOR FIX ZAMUDIO

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

…Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡más tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas…

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

Poema: En Paz
Amado Nervo.


JOSE CARLOS GUERRA AGUILERA.

1.- La noticia la recibió mi teléfono a las 6.14 de este miércoles 27, de parte de Eva su fiel y gran secretaria. Diego Valadez (“con enorme pesar…”) y José Ramón Cossío (“con gran tristeza…”) a las 7.27 la comunicaron en diversas formas. Don Sergio Garcia Ramírez, me indico en su correo “Lo lamento profundamente”. Con gran velocidad Wikipedia refirió la fecha de la muerte de Don Hector Fix Zamudio. De repente llegaron mensajes, pésames, letras, palabras, iniciales en ese tema. Coincidí con ellos con enorme pesar, con gran tristeza y lamentando profundamente su muerte.
2.- Le conocí en Querétaro, hace años, me lo presentó Don Carlos Garcia Michaus.
Le traté varias veces, trataba de ir a sus conferencias en la ciudad de México, cuando podía, y alguna (histórica) vez fui especialmente a Monterrey, a una conferencia sobre amparo ya que necesitaba saber más. Busque y obtuve muchos de sus libros y coleccione sus ensayos dispersos en revistas jurídicas. Alguna ocasión le llevé a su casa allá en Copilco, una caja de fotocopias, que entregué antes a Diego Valadez en el IIJ, de los ensayos de él. Tengo otra caja.
3.- Alguna ocasión me dijo que se tradujo al japonés su libro de Amparo, lo cual era en aquellos tiempos insólito, de un jurista mexicano. Escribió y escribió, tradujo obras; su despacho y su casa eran bibliotecas copiosas, libros en pilas.
4.- Lo que le admiré también de él fue verlo sencillo siempre sonriente, llegué a platicar algunas horas con un hombre educado, receptivo, luminoso. Como aprendí de él. Algún día y se lo agradeceré toda mi vida, me presentó a Don Jorge Carpizo, ahí nació una vertiente de amistad de otro benefactor. Cuando murió Don Jorge, impartía clases en Morelia, lloré al enterarme de su muerte por un mensaje de mi hijo Francisco y confirmado en Google. Este día también estoy llorando. Días después conversamos sobre la muerte de Carpizo, Don Hector demostró su fortaleza. En su vida tuvo la muerte de su hijo Carlos, de su esposa Cristina y apenas el año pasado de su hijo Hector Fix Fierro. Soportó todo.
5.- Cada 15 de mayo, durante unos 15 años, le hablaba a él, a Don Eugenio Trueba y a Don Jorge Carpizo, para felicitarlos por el día del maestro. Este último 15 de mayo del año pasado, fue el penúltimo día de mi saludo telefónico. Hubo otra llamada, hace no tanto. El hombre lúcido, fuerte, con memoria brillante. Me lo imaginé sonriente. No lo volveré a ver, ni a oír, temo ir a “despedirme” en estos tiempos de contagios. Tengo algunas fotos de él, presentes, con recuerdos detenidos.
6.- Recuerdo una vez que vino a Celaya a dar una conferencia en la Universidad Latina, por culpa del Dr. Jesus Mario Aguilar Camacho. Pretendí leer su amplia currícula, pero sentí error en ello hubiera ocupado parte de su tiempo, ya que su hoja de vida, es de varias páginas.
7.- Implicaría una labor imposible, en tan sólo unos breves párrafos, hacer justicia al muy significativo aporte que Fix-Zamudio hizo en el ámbito de la protección de los Derechos Humanos en América; El hombre con 96 años de edad, produjo mucho. Fue juez y Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos con residencia en la ciudad de San José, Costa Rica; Ahí resolvió 21 casos, varias Opiniones consultivas e innovo inercias en pro de los derechos humanos.
8.- Son tres los mexicanos que han sido jueces y presidentes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, después del maestro Fix, lo fue don Sergio García Ramírez y por último su gran alumno Don Eduardo Ferrer MacGregor. Lo cual es una nota de gran orgullo para los juristas mexicanos. Fue Miembro de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección de Minorías de las Naciones Unidas, en Ginebra, Suiza. Obtuvo el Premio UNESCO en 1986, el Premio Universidad Nacional en 1991 y la Medalla Belisario Domínguez en 2002. Muchos premios y reconocimientos internacionales. Hubo un homenaje impresionante de más de 400 juristas del mundo que los llevo a imprimir 12 volúmenes, en honor de él, no los tengo físicamente impresos. Lo coordino Arturo Saldivar y Eduardo Ferrer Mac Gregor.
9.- En estos tiempos de lutos, de amigos y desconocidos que se van, duele recordarlos, duele saber que no los veremos, duele pensar en sus familiares. Las hijas Imelda y María Cristina, la comunidad de profesores de la UNAM, sus amigos de todo el mundo, sus compañeros de la Corte Suprema, deben estar conmovidos.
10.- Existe en You Tube un video breve de su vida, https://www.youtube.com/watch?v=0DVkMt40pT8
11.- En el prólogo de su libro Hector Fix-Zamudio Universitario de vida completa, escrito en marzo de 2016, indicó: “(…) Tengo la esperanza de continuar estudiando y escribiendo, aunque sea con mayor esfuerzo y menor velocidad, lo necesito para sentirme todavía con vida a pesar de los achaques y las dolencias (…)”. Y el poema sublime En Paz, de Amado Nervo, está al final de su Prólogo.
12.- Son muy significantes las frases: Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida, porque nunca me disté ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; (…) Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!”
13.- Después de su vida fecunda, recuerdo para reconfortarme, el salmo 23, que indica:



El Señor es mi pastor;
nada me falta.
En verdes praderas me hace descansar,
a las aguas tranquilas me conduce,
me da nuevas fuerzas
y me lleva por caminos rectos,
haciendo honor a su nombre.
Aunque pase por el más oscuro de los valles,
no temeré peligro alguno,
porque tú, Señor, estás conmigo;
tu vara y tu bastón me inspiran confianza.
Me has preparado un banquete
ante los ojos de mis enemigos;
has vertido perfume en mi cabeza,
y has llenado mi copa a rebosar.
Tu bondad y tu amor me acompañan
a lo largo de mis días,
y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré.


27 de enero de 2021.

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