FELIZ NAVIDAD
Por Velia María Hontoria Álvarez
Doce letras componen el más dulce deseo que en estos días se puede expresar. Doce letras nos invitan a pausar, a ofrecer una palabra de consuelo, un abrazo y una sonrisa que ilumine la penumbra. Recordatorio que inspira a dar un poquito de amor, de tregua y comprensión. Da lo mismo el color, la insignia o la religión: es un día de paz obligada, de serenidad para quien desea un espacio mejor.
¡Feliz Navidad! Por recordarnos que, aunque reemplazables, somos únicos e irrepetibles en la íntima transmisión de lo que cada uno entrega. ¡Feliz Navidad! Y Santa sea, no desde la mojigatería que enclaustra y ciega, sino desde esa santidad que purifica y perdona. Sean doce meses que vengan para ti, para mí, con la seguridad de que, aunque no la brinden el Estado ni la Nación, caminaremos erguidos a sabiendas de que no hay antes sin después. Rezaremos por líderes honestos, valientes y comprometidos, que enfrenten con firmeza a aquellos dirigentes abusivos, mentirosos y corruptos. Que renazcan esos líderes que sepan hablar y hacer con la verdad, actuar con justicia y trabajar incansablemente por el bienestar común. La Navidad debe inspirar no solo reconciliación, sino también el coraje para construir un futuro digno y libre de engaños.
Bienvenidos esos abrazos cocinados en el alma, entregados y multiplicados en doce miradas fraternas e iluminadas. Que sean faros que guíen para transformar la oscuridad en luz con su justicia. Que sepan y tengan claro que ya no nos engañan, hemos dejado de aplaudir la basura.
Se deslice ese “feliz navidad” en hospitales, llevando palabras de aliento a quienes luchan; a los albergues; a quienes han perdido su hogar, y, en ese rincón bajo el puente lleguen mantas y alimentos sin preguntar. La magia de estos días llene de cristalinos recuerdos tu corazón, resbalando amorosamente desde tus mejillas para alojarse ahí en la memoria del corazón. Llegue la navidad como una escoba a barrer el rencor y el egoísmo con el que a veces nos cobijamos y nos alejamos. Ven, acércate, con el cariño que tantos te han prodigado y que, quizá, alguna vez has desperdiciado.
Sea Navidad para gente luminosa, trabajadora y cumplida; que más allá de las promesas y buenas intenciones podamos hacer sin excusas realidad el sueño. Que ese amor trascienda y se convierta en el gesto cotidiano que transforma vidas. ¡Feliz Navidad, hoy y siempre!
Venga esa Navidad que reconcilia mis sombras y me permite aceptarme como soy, sin culpas y con miedo. Me daré oportunidad para construir puentes donde hice muros, estrecharé la mano del distante y redescubriré en los gestos cotidianos el verdadero significado de la solidaridad. Me vestiré de guapa y sin distinción regalaré sonrisas a sabiendas que cada acto de amabilidad encenderá chispas en los corazones.
En este tiempo de celebración, no omitiré a quienes han quedado atrapados en la penumbra, ni olvidaré a los desaparecidos, ni a las violentadas pues haré contigo posible que en la desventura sea navidad pues aún creo y al final del día, cuando las luces se apagan y el bullicio se disipa, quedará la certeza de lo vivido, lo compartido y lo sentido. Esta fecha no será un paréntesis en el tiempo, sino el comienzo del compromiso constante para construir un mundo más humano, más solidario y más justo. Feliz y mágica navidad.
