¿INMORAL?… ¡CINISMO!
G. C. Samayoa Madrigal
El monarca de Palacio Nacional raya en el cinismo cuando acepta como legal la publicación de foto y video que exhiben al «recluso» Emilio Lozoya -violando y desafiando la ley- cenando en un restaurante de lujo en las Lomas de la capital, pero lo interpreta e increpa como «inmoral y acto de provocación» sin mayor explicación.
¿Por qué inmoral? ¿Qué o a quién provoca?
Una vez más afloran los miedos, complejos y limitaciones del «falso mesías». Le teme a la denuncia pública… no la digiere, evidentemente lo desequilibra y reacciona sin reflexionar pretendiendo ocultar culpabilidad alguna.
La salida presidencial fue por demás mañosa: ordenar a la Fiscalía General de la República —dependencia supuestamente autónoma a cargo de Gertz— que rinda un informe de cómo va el caso de Lozoya.
La fiscalía —comprometida por el cinismo— reaccionó de inmediato con un comunicado que informa «que el próximo 3 de noviembre concluye la más reciente prórroga concedida a la defensa de Lozoya en los casos Odebrecht y Agro Nitrogenados para que aporte pruebas a su favor”.
Lo que la opinión pública demanda es la explicación por qué este reo —su domicilio es el reclusorio asignado por la autoridad y del cual no debería ni podría salir— logró, en presunta fuga o evasión, cenar alejado de su prisión. ¿Qué ley o leyes se violan? ¿Quién es responsable (el custodio o el jefe de éste o ambos? ¿Qué sanción es aplicable?
¿Inmoral… provocación?
Inmoral es haber suspendido la obra aeroportuaria de Texcoco y no obstante haber argumentado corrupción e ilegalidad, se indemnizó -recompensó- a los
constructores en lugar de abrir investigación y someterlos a proceso para recuperar los recursos del erario y aplicarles las sanciones que correspondan.
No puede presumir de moralidad quien ofrece abrazos —y expresa simpatía y conmiseración— a los que acribillan y envenenan a la gente.
De qué moral puede presumir quien diariamente desprecia al pueblo, al que está obligado a servir y en lugar de ayudarlo, cada vez lo hunde más.
¿Será inmoral dedicar toda la fuerza y el poder del gobierno para proteger, apoyar, encubrir, perdonar, exonerar, enriquecer a la familia, a las amistades y a los colaboradores más obedientes e ignominiosamente sumisos?
¿Es moral mantener al pueblo sin medicamentos? ¿Es provocación acusar de «golpistas» a los padres de pacientes de cáncer por demandar medicinas?
¿Pueden considerarse actos de provocación los insultos, denuestos, reproches presidenciales a las clases medias, a los profesionistas, a los intelectuales, a las feministas, a los pacifistas, a los periodistas, a los que considera sus adversarios, excusando «derecho de réplica»?
¿Es moral burlarse y menospreciar a los pobres etiquetándolos como mascotas e inútiles?
¿Es moral de forestar para “fortalecer» el programa Sembrando Vida? Ola gubernamental del cual se publicó en julio de 2020 que «la inversión de 15 mil millones de pesos en el programa Sembrando Vida en su primer año de operación del 2019 fue un fracaso, ya que de 575 millones de árboles contemplados, solo sembraron 80 millones, de los cuales solo sobrevivió el 7 %, proyecto que operó recursos de manera discrecional en 20 estados».
Qué moralidad puede presumir quien abandona a los damnificados de la furia de la naturaleza y se acuerda de ellos dos meses después para, en acto político, prometer el consenso antes de brindar el apoyo oficial… y ante las protestas y demandas de los afectado, asegurar —¿cinismo?— que se les “ha dado ayuda como nunca”.
A propósito de provocaciones, queda para la historia la ausencia monárquica en la entrega de la medalla Belisario Domínguez por temor a las críticas de una senadora.
En el caso de fugas, al margen del caso Lozoya, también es para inscribirse en la historia la de Ovidio Guzmán, el hijo del «Chapo» durante lo que se ha dado en denominar «el culiacanazo», evasión de la que se hizo responsable ya saben quien.
¿Es moral orillar al equipo de trabajo conducirse al margen de la ley?
¿Es moral anticipar la acusación de «traidores a la patria» al o los legisladores que no aprueben una iniciativa presidencial?
¿Con qué valor moral acusa de inmoralidad y provocación?
Cinismo: «Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables»… «Doctrina de los cínicos, que expresa desprecio hacia las convenciones sociales y las normas y valores morales”.
En resumen, las fotos y videos de Lozoya cenando lujosamente es un acto de denuncia pública que, definitivamente, incomodó y desequilibró al inquilino de Palacio Nacional.
La ceguera presidencial tiene un remedio ciudadano: ¡la revocación de mandato!