JUEGA CON FUEGO
G. C. Samayoa Madrigal
Finalmente este jueves 26 de agosto de 2021 por la mañana se produjo lo que desde hacía meses se vaticinaba. Las crónicas describen que sorpresivamente, mientras participaba en un evento del Instituto de la Mujer, la licenciada Olga Sánchez Cordero recibió el mensaje presidencial del cese de sus funciones al frente de la Secretaría de Gobernación.
Para entonces ya le esperaban en Palacio Nacional el presidente López y el elegido para sustituirla. Al mediodía, los tres reunidos y frente a las cámaras de televisión, el líder moral anunciaba a la opinión pública la modificación en el gabinete.
Los mensajes, entonces, fueron muy claros. López decidió sentar un precedente, por primera vez una administración concedía a una mujer la oportunidad de encabezar la importante cartera de Gobernación. Cubrir las apariencias, estilo particular de la cuarta transformación. No mediaron capacidad, conocimiento ni experiencia, tuvieron mayor peso género y sumisión. El falso mesías lo ha repetido que sólo necesita de sus colaboradores el 10% de aptitud y 90% de honestidad, traducida en la lealtad incondicional al jefe.
Mientras que la contraparte, que anhelaba ser senadora según anticipó el mandatario, aceptó la invitación y llegó a aprender. Ahora que ya conoce las características de Gobernación, en pleno desperdicio de la capacitación, pues la cesan y la invitan a reintegrarse al Senado de la República, con la perspectiva de presidir la Mesa Directiva.
Y para la sustitución, el amo decidió otorgarle su confianza al «amigo, paisano y compañero cercano» aún gobernador de Tabasco, Adán Augusto López que reúne un par de características “aborrecidas” por López, pues militó por 25 años en el PRI —un expriísta más en el equipo de la 4t— y además procede de las filas de los aspiracionistas, habiendo cursado la licenciatura en Derecho en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco y luego conseguido la maestría en Ciencias Políticas en la Universidad de París II. ¿Congruencia?… esa palabra no existe en el régimen de la mal llamada transformación, que últimamente quieren presentar como la “revolución pacífica”… ¡Imagínense!
Pero lo más relevante es que esta decisión confirma el debilitamiento por desconfianza y ensimismamiento del presidente López, desesperado porque nada o muy poco está resultando a su satisfacción, lo que le lleva a buscar culpables, siendo los primeros los imaginarios adversarios y los representantes de los medios informativos… pero paralelamente a miembros de su gabinete, de su equipo político, a los que ofende, exhibe, menosprecia, devalúa… no mide la trascendencia de su actitud, se está llenando de rencores… Así, ¿quién se atreve a ayudarlo, hablándole de frente y señalando los errores, las pifias, los desaciertos y hasta los ridículos del liderazgo.
Los políticos pueden aguantar cuantos desaires sean necesarios, pues tienen la paciencia suficiente que les hace resistir hasta lograr sus propios proyectos, así tengan que pasar por encima de cualquier personaje, aún aquellos a los que hubieran prometido lealtad y obediencia.
Por lo pronto, con este cambio, se juntan dos evidentes resentidos de la 4t, que además la circunstancia les obliga a hacer equipo. Desde luego, se trata de los senadores Olga Sánchez y el coordinador morenista Ricardo Monreal. El ejemplo puede cundir en el resto del equipo presidencial… por lo pronto ya son constantes las fugas de información confidencial de Palacio Nacional.
El falso mesías está jugando con fuego… le ganan la soberbia, la vanidad y la desconfianza… ¿Sí llegará al final de su período constitucional o habrá de sufrir las consecuencias de la revocación de mandato?