
//MENSAJE DOMINICAL:// Jesús entra glorioso
*Domingo de Ramos
Pbro. Carlos Sandoval Rangel
Hoy Jesús entra como Rey glorioso a Jerusalén. Por una parte, entra bajo el reconocimiento de muchos que lo aplauden, pues han visto sus prodigios: “¡bendito el que viene en nombre del Señor! Pero, además del reconocimiento de ellos, lo más importante es que Cristo entra glorioso, pues entra decidido a mostrar lo más alto de la gloria de Dios, sabe que ha llegado la hora de la plenitud del amor divino. Bien dice San Ireneo: “La gloria de Dios consiste en que el hombre viva”, y, efectivamente, sin el amor de Dios manifestado en la Cruz de Cristo, el hombre quedaría condenado a la muerte. Sí, condenado a la muerte, pues, sin el amor de Dios siempre estamos expuestos a condenar a otros y firmar nuestra propia condena. Sin el amor, como nace de Dios, la cultura de la muerta va ganando terreno cada día.
La lectura de la pasión nos muestra todo lo que Jesús vive después de su entrada a Jerusalén. La ignorancia y envidia de las autoridades religiosas del pueblo llegan a un grado tal que deciden pedir la crucifixión de Jesús. No entendían que estaban condenando al Amor, a la fuente del Amor.
Pero ahí no termina todo: pues cuando falta el amor, los tibios y los cobardes suelen aliarse con los que condenan; así sucedió con Pilato, quien sin entender nada, preguntaba sobre Jesús: “¿Qué mal ha hecho este hombre?” Pero, sin encontrar maldad en Él, termina firmando la sentencia de la Cruz para el inocente.
Cuántas sentencias se firman, así, todos los días. Sin saber la verdad de la vida y de la dignidad humana, se firman sentencias para matar inocentes, para desfigurar la belleza de la familia, para discriminar a quien vive alguna discapacidad, para abandonar a un niño o un ancianito en un asilo, etc.
Jesús, ante la infinitud de sentencias injustas, sólo tiene una respuesta, que proclama desde la Cruz: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Aceptemos esta justificación que Jesús hace por nosotros frente al Padre. Resurjamos desde el amor sublime que Cristo nos ofrece desde la Cruz, sede del amor divino.
Jesús entró glorioso a Jerusalén para establecer en la Cruz la sede del amor divino. Amor que nos lleva a la vida nueva, como la celebraremos en la vigilia pascual el sábado por la noche.
Detengámonos en estos días para meditar, saborear y agradecer este Misterio de Amor que nos da Vida.