NI LEYES NI PROMESAS SE CUMPLEN
G. C. Samayoa Madrigal
«Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido de manera democrática, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande.»
Fue el juramento de Andrés Manuel López Obrador el 1 de diciembre de 2018, al recibir la investidura presidencial en el Palacio Legislativo, que constituiría el primer compromiso y promesa que dejaría de cumplir, siendo su primera mentira al pueblo.
Le antecedían 18 años de rebeldía opositora, violando flagrantemente los ordenamientos electorales, manteniéndose al margen de las leyes y desempeñándose por encima de éstas, en claro desprecio al marco de derecho.
Así se acostumbró y así lo aplica como jefe del ejecutivo federal, no obstante que la Constitución precisa que los servidores públicos —incluyendo al primer mandatario— sólo pueden hacer lo que las leyes le permiten. De no hacerlo así, pueden incurrir en irregularidades que son previstas por distintas regulaciones y en las que se consideran sanciones para quienes se aparten de sus atribuciones.
De esa manera empezó un nuevo régimen distante de los ordenamientos, enemigo de las instituciones, inmerso en el odio y dispuesto a la venganza, anunciando 100 compromisos en el acto popular celebrado en el Zócalo el mismo 1 de diciembre de 2018. Muchas de estas promesas no han sido cumplidas y en ese incumplimiento se aprecia el desdén a la Constitución y a las leyes que de ella emanan. Veamos:
Promesa 2: Se atenderá a todos los mexicanos sin importar creencias, clases, organizaciones, sexo, partidos, sectores económicos o culturales. El presidente ha excluido a la clase media, a la empresarial, a los profesionistas, a representantes de la cultura y a todo aquel mexicano que ose criticarlo, señalándolo de adversario y neoliberal, en franca actitud racista o clasista. Promesa 3: Se mantendrán las estancias infantiles. Mentira, las desapareció. Promesa 7: Aún no funcionan las 100 universidades públicas prometidas. Promesa 9: Se promoverá la investigación científica y tecnológica, no lo hizo, por el contrario, recortó presupuesto al CONACyT y permitió la persecución de los científicos.
Promesa 10: Efectivamente canceló la Reforma Educativa de Peña Nieto, pero por no atender los procedimientos legales, fueron congeladas las leyes secundarias de la contrarreforma. Promesa11: Un fracaso el plan para apoyar a damnificados de los sismos. Promesa 13: Se hará realidad el derecho a la salud, también falló al suprimir el Seguro Popular, ocasionar el criminal desabasto de medicinas y crear un Insabi sin pies ni cabeza. Promesa 14: Bajarán los sueldos a altos funcionarios, pero un fue a todos y no se cumplieron incrementos a empleados y sindicalizados. Promesa 18: Construir caminos en pueblos olvidados, obras de muy mala calidad y que prácticamente están destrozadas.
Promesa 23: Plantar árboles maderables y frutales en un millón de hectáreas, resultó propició para el fomento al “moche”. Promesas 25 y 26: los créditos a la palabra fueron un rotundo fracaso, por falta de controles legales.
Promesa 34: La 4t solapa el amiguismo, nepotismo e influyentismo (Félix Salgado, Felipa Obrador, Delfina Gómez, por mencionar unos casos). Promesa 39: Se reducirá en 50 por ciento el gasto de publicidad del gobierno, por el contrario, hay que sumarle al menos el costo diario de la transmisión de las mañaneras.
Promesa 42: Ningún funcionario, sin causa de emergencia, podrá ordenar cerrar calles, detener el tráfico o pasarse los altos o estacionarse en lugares prohibidos, sin embargo cuando van a visitar al jefe a Palacio Nacional, circulan en sentido contrario y se estacionan en las banquetas. Promesa 47: Se eliminarán partidas para vestuario o cualquier gasto de protocolo; mentira, los funcionarios —incluso el presidente— siguen portando camisas, chamarras y cachuchas con logotipo de la dependencia correspondiente.
Promesa 50: Se tratará con amabilidad a los ciudadanos en las oficinas públicas, lo que no sucede ni siquiera en Palacio Nacional y mucho menos cuando la gente se acerca al presidente para expresar sus demandas. Promesas 51 y 52: No funcionaron las compras consolidadas con intervención de la ONU, continúa el desabasto de medicinas (no hallan la solución). Promesa 54: No ha logrado descentralizar la administración pública federal. Promesas 55 y 56: Habrá un auténtico estado de derecho y se acabará la impunidad, conceptos que no respeta el propio presidente, fomentando la impunidad y los privilegios (Ovidio, por ejemplo). Promesa 57: No obstante que es delito grave, la corrupción en México es creciente, lo confirman organismos internacionales.
Promesa 63: Sí quiere vender el avión presidencial, pero legalmente no es posible. Promesas 65: Sí hay inspectores en la vía pública que se dedican a perseguir y maltratar a modestos vendedores ambulantes. Promesa 67: Se fomentará el turismo, ¿cómo?, si ha cancelado organismos promotores de este detonador económico.
Promesa 73: Impulsaremos el desarrollo de fuentes de energía alternativas renovables, lo que contradice con la reforma energética que propone al legislativo y que ya le costó un desaguisado con el gobierno norteamericano (¿causa de su reciente cateterismo?) Promesa 76: No se permitirá ningún proyecto económico, productivo, comercial o turístico que afecte el medio ambiente, ¿entonces por qué se permitieron las construcciones de El Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, auténticas amenazas ambientales? Promesas 77 y 78: No hay cobertura de internet como se prometió y la saturación del aeropuerto de la ciudad de México es peor a tres años de administración.
Promesa 83: En cada mañanera López ha estado fomentando el divorcio entre el poder y el pueblo. Promesa 87: Se acabará la guerra; construiremos la paz y buscaremos la hermandad entre todos los mexicanos; la guerra sigue y cada vez más intensa, no hay paz en el país y la hermandad no se da producto del discurso de odio cotidiano del primer mandatario. Promesas 89, 90 y 92: La desaparición de los 43 de Ayotzinapa sigue en el misterio; la libertad de expresión es letra muerta, hay persecución de periodistas; el jefe del ejecutivo no respeta al legislativo ni al judicial. Promesas 97 y 98: México no ha renacido, cada vez se hunde más; no se garantiza, se desprecia la manifestación de ideas.
Ese es el estilo de la cuarta transformación: incumplimiento, ilegalidad, odio, venganza, tráfico de influencia, red de complicidades, envilecimiento de la política y una muy cuestionada gobernabilidad.
El futuro de México es incierto.
El poder ciudadano tiene un gran compromiso: rescatar al país.