Noche de Reyes

Noche de Reyes

Por Velia María Hontoria Álvarez

Temblando de emoción ante la expectativa de aquella mágica noche, hoy escribo y recuerdo la espera de aquellos seres mágicos a quienes en los escalones, sobre un mantel poníamos como ofrenda a su desvelo el delicioso chocolate que mamá preparaba, con un trozo de rosca recién horneada; ritual imprescindible para que pudieran dejar un regalo y atender mis peticiones. Durante el año, escribía y reescribía cartas, debo reconocer que mis deseos eran complejos y se alejaban de las muñecas o un par de calcetas. Pedía viajes, un hermano bebé que no creciera, plumas encantadas, libros con páginas interminables, cambiar el color de mis ojos y otras cosas que tenían que ver con sueños, metas y, por supuesto, magia. La magia siempre estaba presente…
La vida nuevamente me invita a llenarla de magia, con esa deliciosa inocencia que aún acompaña al asombro, a pesar de los años. Creer puede ser mucho más que un sueño inalcanzable, un imposible que bien deseo llegue con el milagro. Escribo sin temblor quiero salud, vivir en paz, habitando en un mundo donde las leyes se respeten y las manos firmes de personas confiables guíen el camino.
Anhelo magia para quienes la vida aún no les ha sonreído, para aquellos cuyos cuencos están vacíos. Deseo una educación de primer nivel para todos los nacidos; con una formación profunda que fomente el pensamiento crítico, analítico e histórico que impulse la construcción de un futuro mejor y, sobre todo, inspire a cada individuo a querer más de sí mismo y más para los demás. Magia mucha y por chorros, para desmantelar esos círculos de confort que parecen envolver a nuestros jóvenes.
Magia de Reyes para aquellos que, habiendo errado, se decidan a corregir el rumbo, con el firme propósito de fomentar la determinación y el entusiasmo, rompiendo barreras y alcanzando nuevos desafíos, sin nuevos comienzos o solo exclamen un lo siento, me equivoqué ¿vamos de nuez?…
Esta noche, agradeceré y me abrazaré sin miedo a ese «yo» que me acompaña, bullanguera, apasionada y lo invitaré a mirar las estrellas, a reconocer la magia que aún no he descubierto.
Lustraré mi zapato, lo llenaré de amores, de dulces deseos. Abriré las agujetas para que se liberen y se ventilen sin nudos los reproches. Es noche de Reyes, destaparé con mis niños el canal de los sueños, buscaré con mi Güero, entre las amarillentas hojas de ese libro tan gastado que es la vida, ese deseo no cumplido para ir descalza, sigilosa y constante a su búsqueda. Me treparé a la copa de las nubes, descenderé con esa magia renovada, te miraré el alma y pestañearé de gozo por tu amable compañía. Dejaré chocolate para quien se ha ido; pondré pedazos de rosca para los incrédulos y encenderé copal para que se guíen con los aromas. Seré contigo el Melchor de aquel abandonado, sentaremos en el corcel de Gaspar a quien cojo de ideas se ha quedado y viajaremos con Baltazar en las frondosas ancas de su elefante a lejanos confines…Recordaré contigo que sin magia, la vida es solo un suspiro que se pierde sin viento, es el alma que da sentido a este peregrinar y mañana me contestarás brillando, cuando te pregunté ¿Qué te trajeron los Reyes?…

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