¿POR QUIÉN VOTAR?
Por G. C. Samayoa Madrigal
En la recta final de las campañas proselitistas aún hay muchos que no han decidido a quiénes otorgar su voto el próximo domingo 6 de junio. Hay temores, dudas, confusión, desconcierto, temores y prevalece el coraje, la irritación, la desconfianza, la desesperanza, el agotamiento, la incredulidad. Partidos y políticos (profesionales o improvisados) tienen perdido el crédito. La descalificación entre organizaciones y personas, lejos de motivar, inhibe al sufragante. La incursión del crimen organizado —muertes, levantones, amenazas— aterrorizan a la sociedad. Las intromisiones y denuestos de las esferas oficiales dañan el ánimo ciudadano.
¿Por quién votar?, es la pregunta de muchos mexicanos.
Las encuestas se multiplican y se manosean… la verdad es que prevalece la incertidumbre, principalmente porque el tradicional “voto duro” se volvió incierto y, por lo mismo débil… ese “voto duro”, al tiempo de la desesperanza y la irritación, se ha transformado en el “voto de castigo”. La estrategia, o apuesta de los partidos, es la conquista del “voto indeciso” y del sector de la abstención, pero ambos son una verdadera aventura.
Por más encuestas que se publiquen y difundan, no se pueden —quizá lo correcto es decir no se deben— anticipar triunfos… cabe la prudencia.
Para quienes aún no deciden, sirvan los siguientes conceptos vertidos en lo que algunos consideran una cátedra y otros un acto de contrición… el histórico mensaje de Luis Donaldo Colosio del 6 de marzo de 1994, en la explanada del Monumento a la Revolución
“… El momento es otro: sólo nuestra capacidad, nuestra propia iniciativa, nuestra presencia en la sociedad mexicana y nuestro trabajo es lo que nos dará fortaleza…»
«… Nadie podrá asegurarnos un papel en la transformación de México si nosotros no luchamos por él, si nosotros no lo ganamos ante los ciudadanos…”
“… No entendemos el cambio como un rechazo indiscriminado a lo que otros hicieron. Lo entendemos como la capacidad para aprender, para innovar, para superar las deficiencias y los obstáculos…”
“¡México no quiere aventuras políticas! ¡México no quiere saltos al vacío! ¡México no quiere retrocesos a esquemas que ya estuvieron en el poder y probaron ser ineficaces! ¡México quiere democracia pero rechaza su perversión: la demagogia!
Debemos admitir que hoy necesitamos transformar la política para cumplirle a los mexicanos…”
“… Reformar el poder significa un presidencialismo sujeto estrictamente a los límites constitucionales de su origen republicano y democrático… significa fortalecer y respetar las atribuciones del Congreso federal… significa hacer del sistema de impartición de justicia una instancia independiente de la máxima respetabilidad y certidumbre entre las instituciones de la República… significa llevar el gobierno a las comunidades, a través de un nuevo federalismo… significa también nuevos métodos de administración para que cada ciudadano obtenga respuestas eficientes y oportunas cuando requiere servicios…”
“… Los partidos políticos, todos, tendremos que sujetarnos a la ley y sólo a ella, sin ventajas para nadie, sin prepotencias, sin abusos y sin arbitrariedades…”
He ahí elementos de juicio que pudieran ayudar a tomar una decisión tan históricamente trascendente como depositar el voto el próximo 6 de junio, jornada llamada a salvar al país de perversas prácticas políticas, de desaciertos de la administración pública, del engaño al pueblo y la cancelación de la participación ciudadana no obstante que ésta es alentada y protegida por la Carta Magna.
¿Necesitan recomendaciones? No voten por aquellos candidatos cuyos mejores argumentos fueron el desnudarse sensualmente, imitar a los artistas musicales, el chiste ridículo, el baile bufo, la agresión verbal y hasta física, o los famosos metidos a candidatos que nada saben pero confían que alguien les dirá que hacer; aquellos que confundieron campaña electoral con reality show… los que buscan la reelección no obstante haber incumplido… los que prometen: ahora sí, no te voy a fallar… entre otros absurdos.
Valoren a los que actuaron en forma seria, aunque la mayoría de éstos optó por más de lo mismo y sosteniendo la caduca idea de que “al pueblo hay que decirle lo que quiere escuchar”. Entre ellos habrán surgido propuestas congruentes, prácticas, viables… habrán escuchado y pactado con el pueblo… habrán demostrado que conocen las leyes y su disposición de respetarlas… habrán garantizado la participación ciudadana… Muy importante: que hayan hecho el compromiso de representar al pueblo, por encima de intereses y consignas de sus partidos políticos.
Uno de los puntos de mayor importancia en esta elección del 6 de junio es el fortalecimiento del poder legislativo —tanto el federal como los estatales— mediante la pluralización en su composición, es decir, que ninguno de los congresos estén dominados por una sola fuerza política, que haya un equilibrio en las representaciones de los partidos.
¿Por quién votar? ¡Por México!