
PROSPECTIVA: 100 días… 1000 días… la catarsis del Zócalo
José Gerardo Mosqueda Martínez
Una vez que ha rebasado los 100 días de gobierno del segundo piso de la cuarta transformación, hay espacio para hacer una reflexión en términos de pronóstico de carácter económico, porque en medio de la muy importante lista de prioridades que tiene nuestro país para el desarrollo y crecimiento económico, resulta que hay que agregarle la lista de prioridades que surge de la casa en Palenque, Chiapas y las que se irán acumulando una vez que se den los cambios de gobierno en los Estados Unidos.
Si otro fuera el contexto, poco relevante sería hacer una reflexión sobre los primeros 100 días de gobierno de la presidenta Sheinbaum, pero no es así; en el contexto del entorno internacional, que ocupó todas las planas de las plataformas digitales y de los medios de comunicación tradicionales en el mundo, la presidenta de México decidió una vez más seguir las instrucciones que le dictaron en Palenque para que la posición de México ante el golpe de Estado, perpetrado por Nicolás Maduro en Venezuela estuviera acompañado por la absurda posición del gobierno mexicano respecto a las acciones del dictador.
Hay un consenso internacional, Edmundo González, ganó las elecciones en Venezuela en proporciones indiscutibles, ha mostrado esas pruebas al mundo y en contraste, la banda de delincuentes que encabeza Nicolás Maduro, toma protesta para un tercer periodo, sin haber convencido a nadie de qué ganó las elecciones en su país, habrá que esperar el 20 de enero que nuevas tiene en sus decretos presidenciales, el presidente electo Donald Trump.
Hasta ahora ha sido una especie de sainete verbal y una serie de declaraciones, sin sentido, sin dirección, pero que rellena el espacio declarativo de la presidenta mexicana, pero llenan el Zócalo, con la logística de acarreo que distingue a los operadores de campo de la cuarta transformación y si no se llena el Zócalo, de todos modos, se declarará que está lleno.
Desde que el presidente Roosevelt, en el marco de la depresión económica en los Estados Unidos y siendo su primer periodo de gobierno en esa nación asumió darles un informe a los norteamericanos del avance de sus decisiones, se ha ido explotando el concepto de los 100 primeros días de gobierno, quizá para dar a entender que se está trabajando de manera organizada y a toda presión, aunque todo esto para los medianamente enterados, no sea cierto.
En México, este ejercicio lo puso en práctica el presidente anterior, Andrés López y se refirió a los primeros 100 días De los 2252 días que dura un sexenio de gobierno en México y sólo sirvió para ratificar las mentiras que se mantuvieron durante todo el sexenio, las respuestas rápidas en las sesiones de propaganda mañanera con las que se mantuvo presumiendo las transformaciones que viviría el país. Nada de eso sucedió, pero ya quedó registrado en los medios y en las redes que la demagogia, las mentiras, la distorsión de la realidad fue una constante del primer piso de la cuarta transformación.
Lamento mucho decir que no hay elementos para esperar que estos 100 primeros días del segundo piso, tengan alguna novedad sustantiva por qué pareciera que estamos pronosticando, pero no, es sólo una descripción lacónica de los indicadores con los que se presentará la presidenta y que para efecto de ejemplo me refiero solamente a uno de ellos: en los primeros 100 días del gobierno de los abrazos y no balazos el indicador más alto de seguridad fue el incremento exponencial de crímenes dolosos en nuestro país, en los primeros 100 días de la era de la inteligencia y la operatividad estructurada, el principal indicador es el de los crímenes dolosos, no ha cambiado nada.
Desearía que el gobierno mexicano tuviera algo que informar, pero en las evaluaciones preliminares al cuarto trimestre que serán publicadas hacia los últimos días de enero en las evaluaciones de campo de carácter macroeconómico, el indicador de crecimiento del Producto Interno Bruto se mantiene en 1.6%, aunque hay un indicador más pesimista de 1.2%, es decir, la expectativa por el crecimiento de la economía mexicana en 2025, está siendo revisada a la baja de 1.2 a 1.0% anual, hay quienes tienen estimaciones todavía de menor porcentaje.
En términos generales, el rango de crecimiento pronosticado por los economistas y analistas en el país está entre 0.2% a 2.0%, es un rango bastante amplio que comunica de alguna manera un factor de incertidumbre, especialmente derivado de lo que vendrá una vez que tome posesión el nuevo presidente en los Estados Unidos, así es qué tendremos unos factores externos, que hoy no tenemos visualizado el alcance y otros factores internos que ya están incidiendo porque comunican decisiones erráticas, confusas y lamentablemente dan la impresión de nuevos ejercicios de manipulación.
Tomando los datos de referencia que produce el INEGI en esta semana la economía mexicana cerró el año 2024, con una inflación general de 4.21% anual que ciertamente representa el más bajo nivel desde febrero del 2021, la inflación subyacente fue de 3.65% anual, los pronósticos para 2026, tanto de la inflación general como la subyacente podrían ser de 3.80% y de 3.61% anual respectivamente, es decir que la expectativa para la inflación general para el periodo 2026-2030, es decir, los próximos cinco años sería de 3.71% anual.
Si los discursos del Zócalo capitalino fueran el referente para construir proyectos que tengan como sustento los indicadores que provee el gobierno mexicano, yo podría sugerir que todos estemos contentos, tendríamos un buen año para el país; lamentablemente no es así en el esquema de doctrina económica e ideología del gobierno mexicano hoy se está planteando regresar a un modelo de participación en la economía por parte del gobierno que ha demostrado fracaso tras fracaso en cada país, donde ha sido puesto en práctica siempre, siempre.
El Estado debe tener una participación en la economía como eje central de la planeación, y no sólo como regulador de la economía, ha dicho la presidenta; es decir, regresamos a la planeación central, involucionamos cuatro décadas, regresamos a los viejos conceptos que mantuvieron hundida la economía mexicana por varias generaciones.
La presidenta en la presentación del que le llaman Plan México anunciará que ahora el gobierno será empresario en energía, en fabricación de automóviles, en construcción de casas, en diseño de equipos electrónicos y en distribución de medicamentos, sólo por mencionar algunas de las áreas donde por caprichosas decisiones, piensa que el Estado con los recursos económicos que provienen de los impuestos más una ampliación de deuda pública de más de 2 billones de pesos estará compitiendo con quienes generan los impuestos y producen los bienes y servicios que el país consume.
Mientras tanto, se consolida una dinámica económica de la cual el propio secretario de hacienda se ha saturado y anunció que se retira de la Secretaría en el próximo mes de febrero, él dice estar cansado, otros analistas, comentan que el doctor en economía, Rogelio Ramírez, sólo se había comprometido a sacar el presupuesto de egresos, ha manifestado su total desacuerdo con los cambios de ley del Infonavit, y también con las estrategias de participación económica del Estado mexicano, que por otro lado son un anuncio de nuevos desastres… No hay recursos para darle sustento a los programas y proyectos de inversión que el gobierno mexicano cree y mientras tanto los fracasos económicos cobran su propia vigencia.
Lo que no queda remedio informar después de 100 días, son los cambios en los más de 60 artículos en la Constitución Mexicana, y aunque la mitad de ellos fueron aprobados en el anterior sexenio; en su conjunto, se trata de una reestructura que sólo apunta a la concentración de poder, así que es imposible saber qué va a quedar del poder legislativo, después de estas reformas, pero todo parece ser que desembocan en una centralización que intimide a la crítica, que por lo tanto vuelva inoperante al congreso, que consolide expectativas de un partido de Estado, y sin embargo, la constante corrosiva de la creciente corrupción en las estructuras de gobierno están poniendo en entredicho las posibilidades de éxito de estas reformas.
Desde luego, la política exterior mexicana, entra en automático en un escenario de crisis; el Comercio, la migración y la inseguridad son temas condicionados a las acciones que tome el próximo presidente de los Estados Unidos, que ha amenazado con deportaciones masivas con aranceles y también con acciones más directas contra los carteles a quienes ha tratado ya como terroristas.
La presidenta Sheinbaum ha sido explícita en su afinidad por la dictadura de corte comunista, su plena identificación con el golpe de Estado de Venezuela, con la ayuda económica a Cuba o sus simpatías con el régimen dictatorial de Nicaragua, podrían traerle serios problemas colaterales a la administración de la presidenta mexicana.
Al final del día hay una crisis de inseguridad, las reformas estructurales están erosionando a la institucionalidad del Estado y a la certeza jurídica, esto pone en entredicho la confianza de inversionistas y de los propios mexicanos en la conducción política del país.
Hasta la próxima en PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez
Presidente del Instituto de Administración Pública.