
PROSPECTIVA: Espero que lo estemos entendiendo
José Gerardo Mosqueda M.
Lo que se aprobó esta semana en el congreso, hayan entendido o no los diputados del partido oficial, deja totalmente bajo la responsabilidad de las fuerzas armadas, la seguridad pública de nuestro país y será así hasta que sea posible que venga una nueva reforma constitucional y que le regrese el carácter civil a las responsabilidades de la seguridad ciudadana y reconozca que en la vida democrática de un país, independientemente de cómo evolucione el pensamiento político de quienes gobiernen, se antepone la gestión por el respeto a los principios ciudadanos y se valora que la fuerza del Estado mexicano no consiste en la concentración del poder, por el contrario, consiste en asumir las responsabilidades y respetar los valores que hacen de la vida Ciudadana, el eje
fundamental de una democracia.
La reforma constitucional que le da todo el poder a las fuerzas armadas, es el resultado de la gestión de dos gobiernos de izquierda, que antes de asumir los poderes del Estado, lucharon por décadas contra la institución del poder militar, contra la existencia misma de las fuerzas armadas; mientras les fue posible cuestionaron hasta el cansancio y prometieron, una vez que llegaran al poder que regresarían a las tropas a sus cuarteles, porque los temas de la seguridad de los ciudadanos no les corresponden. Al menos durante algunos años de su proyecto político, esta fue quizá una de las banderas más importantes para llamar la atención de los ciudadanos y convencerlos de qué su propuesta era la propuesta que le haría bien al país.
Durante el sexenio anterior, el del expresidente López, se le entregaron a las fuerzas armadas toda clase de comisiones y encargos por parte del gobierno, pero también la mayor cantidad de responsabilidades institucionales que no van en consonancia con la identidad de una fuerza armada, pero que han resultado las decisiones de un gobierno que no tiene como permiso el respeto de la vida democrática y que encontró la fórmula de tener un primer aliado en las fuerzas armadas a un proyecto autócrata, despótico y peligroso para la vida libre del país.
Lo que las tribus en el poder han logrado, es recargarse en las fuerzas armadas, cómplices de sus proyectos, entregándoles poderes y capacidades económicas, responsabilidades y unas cantidades desproporcionadas de dinero…y ahora también la seguridad nacional, con todas las capacidades y tecnologías, las estructuras y equipos para estar en condiciones de cumplir con lo que ahora la ley les permitirá que es espiar a los ciudadanos, conocer todas sus comunicaciones y en tiempo real, investigar sin necesidad de mandatos judiciales, lo que sea necesario para cumplir con las exigencias de un gobierno que asume estar trabajando en la fase de consolidación de un Estado, que transita de una aspiración autócrata, a una dictadura populista con un argumento por demás desgastado, pero que es
altamente significativo para la llegada de la izquierda al poder en México.
No es el expresidente López, ni su formación, ni su visión estratégica, la fuente del alineamiento de los políticos mexicanos que hoy se encuentran dictando la agenda del país, el expresidente no sólo no tiene formación en la izquierda, nació en el PRI, vivió aprendiendo de los del PRI, de la dictadura perfecta, y su formación ideológica no alcanzó a llegar, apenas pudo completar la licenciatura de ciencias políticas, con un pequeño rezago de 15 años; así que si alguien se anima a creer que el autor del modelo es el expresidente, lamento decirle que no es así, este modelo que avanza con prisa hacia una dictadura populista de izquierda que ya ha destrozado el sistema educativo, que ya ha terminado con lo que quedaba del poder judicial, que se encuentra en una crisis dramática para sostener las finanzas públicas del país y que mantienen en ruta de endeudamiento a la economía
nacional, son efectos de las iniciativas de los grupos políticos en el poder que mantiene el discurso de reconocimiento a las gestiones del expresidente, porque da la impresión de que esos fueron parte de sus acuerdos.
Es altamente probable que ni los aliados del expresidente López, ni los nuevos burócratas teñidos de izquierda hayan logrado valorar en su momento, la profundidad que tienen sus alianzas con las organizaciones criminales, desde donde recibieron financiamientos y una cantidad indescriptible de recursos, se están revelando acuerdos que hoy los líderes de las organizaciones criminales están poniendo en niveles de altísimo riesgo para los personajes que hoy gobiernen el país.
Las declaraciones y la información que se filtra derivada de los personajes vinculados en las organizaciones criminales, sólo han dado unos cuantos elementos, suficientes para cuestionar todos los discursos, todos los mensajes de los gobiernos del movimiento morena que tienen que ver con culpar a gobiernos anteriores para intentar desviar la atención de los mexicanos de una serie de problemas que cada vez adquieren más relevancia por el involucramiento que representan de personajes de la política nacional que han recibido y reciben recursos, instrucciones, acuerdos, negociaciones, indicaciones, que sólo muestran los niveles de involucramiento de las organizaciones criminales en las estructuras de poder.
Qué va a pasar con el poder militar, qué va a pasar con los acuerdos de los personajes del gobierno y las organizaciones criminales, que va a pasar con la relación de todos estos, con las nuevas estrategias y decisiones del gobierno de los Estados Unidos; quien, además, evidentemente, mantienen acuerdos a través de sus agencias de seguridad y están operando información que pone en evidencia personajes de la política mexicana, y sus vínculos, con las organizaciones criminales.
Las élites militares estarán entendiendo que son parte fundamental en este ajedrez político, y donde quienes, durante toda su vida de participación política, cuestionaron la presencia de las fuerzas armadas, hoy son las autoridades con las que toman acuerdos de quienes reciben mandatos e instrucciones y a quienes le tienen que reportar los partes de novedades, no tengo duda que estarán conscientes de que sus interlocutores actuales fueron sus detractores históricos.
En los nuevos escenarios, estructuras del poder como la Guardia Nacional, ya no tiene que simular, hoy su esencia es militar y todas las estructuras de aeropuertos, puertos marítimos, aduanas, están bajo control directo o indirecto de estructuras militares y tienen responsabilidades de las cuales no están en condiciones de ser sometidos al escrutinio del poder legislativo, tampoco de responderle al poder judicial, como tampoco debe rendirle cuentas a la sociedad.
Las estructuras militares estarán operando la información que se produzca derivada de las reformas que el poder legislativo ha votado recientemente, es decir, el Ejército Mexicano será quien construya, vigile, investigue, etc. sin la obligación de dar a conocer a la sociedad, el resultado de sus gestiones; caminamos hacia un estado híbrido, como lo ha llamado formalmente el columnista Rivas Palacio.
Hasta la próxima en PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda M.