SIGUEN SIN ENTENDER

SIGUEN SIN ENTENDER


G. C. Samayoa Madrigal


¡Qué decepción! ¡Qué triste la realidad! ¡México no avanza!

Partidos y políticos no aprenden las lecciones, no entienden o se resisten a ello, e insisten en continuar las antiguas prácticas que hoy por hoy han detenido por completo el avance de México.

Cierran los ojos a la realidad y no creen que el ciudadano cada vez es menos manipulable por las organizaciones políticas y sus abanderados, sean dirigentes, empleados, militantes o candidatos.

Así, los políticos se mantienen en el error, alejados de la gente, de la que sólo se recuerdan y hasta la “priorizan” en las campañas electorales, para arrancarles el voto que necesitan para satisfacer sus ambiciones aspiracionistas de convertirse en servidores públicos y vivir del erario… alguien por ahí sentenciaba que “vivir fuera del presupuesto era vivir en el error”…

…Y esos aspiracionistas se resisten a vivir en el error, prefiriendo sacrificar la voluntad y el mandato del pueblo, para mantenerse bajo la bendición de sus facciones, cumplir las consignas de los partidos políticos y de sus líderes, olvidando las narrativas que en campaña prometían puertas y oídos abiertos a la voz del pueblo, atender sus demandas y trabajar en las soluciones.

Una vez con la constancia de mayoría que les asegura un lugar en el presupuesto como servidores públicos, sufren de amnesia y se apartan de quienes les permitieron acceder a la esfera gubernamental, que son los electores.

Los partidos son plataformas de impulso, pero es el pueblo el que decide quien sí y quien no estará en las tareas de gobierno para representarlo.

Se dice que no han entendido, porque en las jornadas electorales de 2018 y de 2021 fue clara la decisión ciudadana de participar cívicamente con toda conciencia y racionalmente, sin temores, ni ataduras, sin prejuicio.

En verdad hay hartazgo en la sociedad y ésta, informada y analítica, busca las opciones para salvar al país.

En las redes sociales un ciudadano común expresa su desconcierto y desesperación, que podría reflejar el sentir de varios mexicanos.

“Profe, con respeto, usted qué modelo (sugeriría) podríamos seguir si un Estado se rige por la política, (pues) yo también como muchos ciudadanos ya no creemos en los políticos (…) pero que se tendría que hacer para acabar o tratar de erradicar la corruptela en las altas elites de la política y empresarial (…) los que sufrimos somos los del pueblo. Ser honestos no ayuda mucho si el sistema está podrido, ya ve salió el Presidente de la SCJN diciendo que (de ) los jueces muchos son corruptos, entonces en qué manos estamos.

No hay duda de que ya hay quienes están tomando cartas en el asunto y de ello queda constancia cuando Excelsior informa que el PAN corre el peligro de perder registro por insuficiencia de militancia, exponiéndolo de la siguiente manera:

“A pesar de ser el segundo partido nacional con el mayor número de votos el pasado 6 de junio, el Partido Acción Nacional (PAN) está en riesgo de perder su registro, pues su número de militantes es ínfimo, ya que suman 270 mil 799, que representan el 0.28% del Padrón Electoral Federal y la Ley General de Partidos Políticos establece que el número de militantes no puede ser inferior al 0.26 por ciento”.

Habría que hacer una revisión acuciosa en todos los partidos políticos para verificar si sus padrones de militantes consiguen el mínimo o están fuera de rango, para de inmediato retirarles sus registros.

Son efectos de la decepción ciudadana. En un municipio de Oaxaca la población furiosa exigió cuentas a su presidente municipal, quien intentó responder con violencia, pero fue sometido por los vecinos que lo llevaron a la cárcel e iniciaron un proceso de revocación de mandato.

Reflejo de esa desesperación se aprecia también en las redes sociales, cuando otro ciudadano común advierte que “el país lamentablemente necesita tocar fondo para que los analfabetas vean la desgracia a la que nos lleva este demente con su populismo barato, por ahora sigue engañando a las hordas de analfabetas, pero la luna de miel no será para siempre”.

Son señales que debieran obligar a partidos y políticos a repensar y rediseñar sus estilos, actitudes y estrategias, privilegiando al soberano: al pueblo.

La sociedad está decepcionada e irritada, no cree ni confía en partidos, tampoco en políticos. Es tiempo de renovarse o morir.

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