UN VIAJE DIVERTIDO
Por Velia María Hontoria Álvarez
Visitar lugares hermosos nos revitaliza, pareciera que emiten una brillante energía que nos ayuda a combatir cualquier malestar. Eso es lo que nos ocurre cuando asistimos a lugares recreativos, donde están ambientados para realizar actividades divertidas; visitarlos es darte un chapuzón de risa con buen humor, para lustrarte de magia.
Con esas ideas, fue que hace unos días, visité la cercana León de los Aldama, esa ciudad amigable, grande y orgullosa. Cuando pienso en ella, rebusco en mis viejos recuerdos -con gran dificultad- pues cuesta recordar aquella época, en la que era atravesada por un río pestilente, pues muy poco queda de aquella ciudad gris, que poco decía aunque desde siempre se le reconocía, por oficiosa en su quehacer zapatero; hoy puentes, avenidas, hermosos complejos, una gran feria, museos más otros tantos atractivos que el tesón más la perseverancia de muchos ciudadanos, han hecho que esta ciudad sea un atrayente y valioso talismán. Los demás, que la miramos babeando, podemos excusarnos, lamentarnos o imitarlos cada uno, podrá tomar como siempre su mejor decisión.
Mis pasos, en esta ocasión se encaminaron a su entrañable Zoológico, dos grandes jirafas sonrientes con sus ojos bien decorados nos recibieron, más amigables personas quienes nos orientaban para que nuestro paseo fuera inolvidable; un safari, aunque corto, nos dio la idea de cómo algunos animales viven en su hábitat; los avestruces orgullosas nos mostraban sus huevos grandes y brillantes; pájaros de grandes alas y unos rosados pelícanos alegraban la zona. El rey león dormitaba a la sombra, cebras, pumas, tapir, búfalo, hienas de largas sonrisas, cabras, antílopes; venados, zorros, yaks bien peinados, antílopes. Los vigías de los lémures nos saludaban; los pingüinos, quienes parecían felices, nadaban cercanos de los leones marinos y muchos más que no pude reconocer por su nombre, alegraron nuestro paseo.
Disfrutamos también de una gran cantidad de juegos, más un tren quien con su amable maquinista, ofrecía también paseos; la zona de las víboras y las serpientes era extensa, más las tortugas de los espolones se llevaron las palmas con esos elegantes caparazones. Chimpancés alegres, jirafas chismosas y los señoriales elefantes paseaban en espacios confortables, que, si bien no son los de sus hogares, si están limpios y son muy bien queridos por los guardianes, así como por los visitantes.
Es importante reconocer, que una de las razones fundamentales de la existencia del zoo es la preservación de especies, así como centros de rescate para asegurar la supervivencia de los animales, que por alguna razón se encuentran en peligro. Este Zoo de León, tiene el privilegio de albergar especies únicas en el continente americano; lo que lo hace invaluable, además de ser un lugar de educación y formación para los pequeños y grandes también.
Observe una Institución seria y comprometida por las condiciones visibles en las que viven los animales, así como de sus áreas de cautiverio; encontrar animales sanos, espacios limpios es agradable y aunque sé que varios grupos ambientalistas, estan en contra con sus bien argumentadas razones, eso no implica que este zoo sea toda una atracción.
Agradezco a Rigoberto Montes sus atenciones, así como al imparable y ejemplar ciudadano Adolfo Gómez Velázquez presidente del consejo del Zoológico de León así como al amable y conocedor Luis Balderas quienes hicieron que esta experiencia quedará tatuada en nuestro corazón.