¿Y el comerciante?…

¿Y el comerciante?…

LUIS GUILLERMO ORTIZ DE ALVA

Durante mucho tiempo nuestra ciudad fue sinónimo de comercio, nuestros tianguis y mercados se llenaban de personas buscando los mejores productos al mejor precio, nuestro mercado de abastos llegó a ser uno de los principales en el país.

De nuestras rancherías, incluso de otros municipios como Salvatierra, Comonfort, San Miguel de Allende, los Apaseos, estados como Michoacán, San Luis Potosí o Querétaro; todos sabían que no había mejor relación precio – calidad que la del comercio celayense.

Hoy en día nuestro comercio, nuestros emprendedores, el motor económico de nuestra ciudad ha sido olvidado, abandonado. El suceso de ayer en uno de los mercados más representativos de la ciudad amerita una gran reflexión por parte de propios y extraños.

El Gobierno abandonó el motor que le daba vida y sustentó a miles de familias… el comercio.

Es claro que en la agenda del presidente la foto y la reunión con las cámaras empresariales son prioridad, pero donde están las fotos con los comerciantes, donde deja a os de abajo, a los del pueblo, a quienes todos los días salen a subir una cortina, a armar una estructura con la ilusión de terminar su mercancía.

La necesidad de una comisión municipal que atienda las demandas del gremio es necesaria, el comercio formal e informal está a la deriva, el capital y el sustento de miles, depende de la buena voluntad, compasión y apoyo de quien salió a pedir la confianza y el voto.

La “policía turística” debería de ser una policía enfocada en el comerciante, “policía de paz”, para quienes sufren y viven asaltos, extorsiones y amenazas todos los días. Una comisión reguladora, protectora y promotora del comercio municipal es IMPERANTE, y debería ser prioritario.

Las direcciones de desarrollo económico, fiscalización, tesorería, Servicios municipales, hasta síndicos y regidores (aprovechando su buen aumento de sueldo) deberían poner atención a los tianguis y mercados, coadyuvar con las mesas directivas de cada tianguis y mercados para resolver las necesidades del gremio.

De la puerta de oro del Bajío solo quedan los recuerdos, en los mercados solo queda el fantasma de los muertos y en el comercio nos queda el recuerdo, la esperanza de que vendrán tiempos mejores…

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