EDITORIAL: A TODOS NOS DEBE OCUPAR RECUPERAR LA PAZ
*En esa medida debemos exigir que las autoridades cumplan con su responsabilidad; la Fiscalía General tiene una gran responsabilidad
Lamentable y doloroso para la familia del presidente municipal de Celaya, Javier Mendoza Márquez, y su distinguida esposa Rosa María Suárez de Mendoza, la pérdida de su hijo Guillermo. Preocupante para toda la sociedad, que los hechos de inseguridad, que han afectado a cientos de familias, alcancen a los círculos cercanos de un gobernante o, como en otras partes, a los mismos gobernantes. Esto es muy grave, no porque se trate de una familia determinada, sino porque lesiona la línea de mando, de una autoridad legalmente constituida, por voluntad popular, a través de un ejercicio democrático.
La mayoría de los celayenses que votaron el seis de junio de 2021 por el ingeniero, lo hicieron, en buena número, por su compromiso por la paz y la tranquilidad de Celaya, reconociendo, como lo ha hecho él, que “el combate al crimen organizado no compete al municipio, pero sí es asunto que nos debe ocupar a todos”; en esa medida y alcance, ha pugnado por la coordinación de la corporación municipal con las demás instancias.
Todo hecho de violencia que atente en contra de la vida de un celayense, de un guanajuatense y de toda persona, es lamentable e irreparable; sin embargo, hay hechos que tienen mayor impacto social y político, como el presente, que deben servir para exigir a las autoridades, además del esclarecimiento y justicia a la Fiscalía General, para todas las familias afectadas por hecho similares, una mayor determinación y coordinación en las actividades de prevención, disuasión y persecución de quienes atentan contra la sociedad y la seguridad de cada localidad, del estado y del país.
Todos los hechos que han generado dolor y pérdidas irreparables a las familias, no deben quedar impunes, porque eso fortalece a quienes se dedican a causar daño, mientras en la sociedad se normaliza la violencia.
Tenemos que hacer algo entre todos para recuperar la paz y la seguridad, empezando en nuestra familia.