MAQUILLAJE DE CIFRAS
Por Juan Miguel Ramírez Sánchez
La espiral de violencia que padece Celaya y todo el estado de Guanajuato tiene varios factores, entre los que se encuentran; la falta de recursos económicos en las familias, falta de empleos bien remunerados, desigualdad social, violencia política, corrupción institucional, pobreza y pobreza extrema, falta de políticas públicas o su nula aplicación en la práctica, la falta de oportunidades sociales, culturales, recreativa, deportivas, entre otros.
En Celaya y el estado, la violencia se manifiesta en robos, asaltos, derecho de piso, secuestros, proliferación de drogas, recrudecimiento de las pugnas entre grupos criminales, y lo que es más grave, en asesinatos que cada día destruyen más vidas humanas y llenan de dolor a las familias y a la sociedad entera, convirtiéndonos en una de las entidades más violentas del país y del mundo.
Las políticas de prevención por parte de las autoridades han fallado catastróficamente, aunque los gobiernos en turno nos muestren cifras donde la delincuencia, el crimen organizado y los asesinatos han disminuido. El maquillaje de cifras a nivel estatal permite que muchos homicidios no se investiguen, incluso no se den a conocer.
Hay que recordar que, si los homicidios son culposos, es decir asesinatos por arma de fuego, y/o con arma blanca o por diversos elementos el delito es investigado. Pero si el delito no se considera culposo, es decir que el autor cometió el hecho por negligencia, imprudencia, torpeza, o impericia, sin la intención premeditada de hacerlo, sin intención maliciosa de provocar el daño causado. regularmente no son investigados, se les asigna un trámite burocrático. En muchos casos se cambian las pruebas para no ser investigados.
En Guanajuato las autoridades de impartición de justicia han impuesto un criterio “amplio” para catalogar un homicidio doloso o culposo, por lo que ese criterio amplio de tipificación hace que los delitos dolosos sean culposos. Lo que ha hecho la Fiscalía de Guanajuato en los últimos años es incrementar el porcentaje de homicidios culposos disminuyendo los homicidios dolosos. Además de otras cuestiones burocráticas para maquillar las cifras.
Un ejemplo de lo anterior, los casos donde hay niños, niñas y adolescentes muertos por disparo de arma de fuego, los consideran víctimas colaterales resultado de una balacera y esto queda como un evento culposo, cuando tuvo que haberse investigado como un deceso doloso. El mismo caso pasa con los feminicidios, que por cuestiones burocráticas se han maquillado las cifras para que “desaparezca” el problema.
Mientras se multiplican los reclamos de ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil, el gobernador se aferra a sostener a su equipo de seguridad, el fiscal estatal Carlos Zamarripa y el secretario de seguridad pública Alvar Cabeza de Vaca, y a defenderlo contra las reiteradas críticas presidenciales. Incluso el alcalde de Celaya respalda a los funcionarios encargados de impartir justicia en el estado y el municipio.
Necesitamos seguir luchando para encontrar caminos para la paz con justicia, para que las autoridades no solo maquillen sus fallas de políticas públicas en seguridad fallidas.