El “Puente de las Monas”, se resiste a sucumbir al tiempo, al olvido y a la modernidad
*Es uno de los monumentos históricos catalogados por el INAH, según publicación de Enero de 2020 de la Secretaría de Cultura
POR AGP
El “Puente de las Monas”, como un referente popular de los habitantes de Celaya, se niega a desaparecer y a perderse en el tiempo, como los límites de la ciudad, que marcó en épocas pasadas; un lugar de bienvenida y de despedida, a grandes personajes de la historia, sobre la calle Mesones y el Camino Real a México. Además permitía cruzar sin problemas el arroyo que ahí pasaba, conocido como “El Riyito”, y convertirse en símbolo especial en la segunda mitad del siglo XIX.
Todavía en los años ochenta del siglo pasado había vestigios de su cauce, tanto en la vecindad que se ubicaba al lado norte, como en el patio de la casa del suroeste. Ha resistido, desde su construcción en 1844, el paso del tiempo, el vandalismo y algunos fenómenos metereológicos.
En la actualidad, al escudo de la Ciudad de Celaya, del lado norte, sostenido por una de las doncellas, representando a la ciudad, le faltan las cabezas de unos de los fundadores, que se desprendieron a causa de una fuerte lluvia, hace ya casi dos años y no se ha reparado, aunque se sabe que la parte que se desprendió está en poder de Desarrollo Urbano, cuyo personal la retiró con el compromiso de repararlo.
ERA EL PUENTE DE LAS MONAS, LÍMITE DE LA CIUDAD
Por los historiadores se sabe que el “Puente de las Monas” fue inaugurado el 27 de septiembre de 1844. Su construcción estuvo a cargo del discípulo de Tresguerras, Don Longinos Núñez, y que la obra se realizó por orden del Prefecto de Celaya Don Pantaleón Espinosa de los Monteros. No pudo ser obra del insigne arquitecto Tresguerras, como algunos se la atribuyen en la ficha técnica, porque para esta fecha tenía 11 años de haber fallecido.
El puente cumplía con dos objetivos: uno, permitir cruzar el canal, conocido como «El Riyito», que pasaba extramuros de la ciudad, y dos, marcar el límite y acceso a la ciudad, sobre la antigua calle Mesones y el «Camino Real» a México, hoy calle Morelos, con un monumento relevante y de importante simbolismo, que distinguía a la ciudad.
De ahí que el puente, además de ser una obra arquitectónica, haya sido rematada, en su parte más alta, con las esculturas de dos figuras de mujeres o doncellas, que representan a la ciudad y a la patria, pues ambas apoyan su mano y antebrazo, la del lado norte en el escudo real de Celaya y la del lado sur en el escudo de México, de ese tiempo.
Por la escultura de estas dos mujeres, la gente de la ciudad lo llamó, desde el principio, el “Puente de las Monas”. A la fecha no hay registro de que tuviera originalmente otro nombre. Posiblemente el puente del riyito, coligen algunos.
DISTINGUIDOS VISITANTES FUERON RECIBIDOS EN ESTE PUENTE
Según los historiadores, como Don Luis Velasco, José Antonio Martínez Álvarez y Rafael Soldara Luna, por aquí hicieron su entrada, procedentes de Querétaro, el segundo emperador de México, Maximiliano de Habsburgo y el Presidente Porfirio Díaz, entre otros; aunque después, con la llegada del ferrocarril, los personajes que venían o pasaban por la ciudad, como Francisco I. Madero, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, por citar algunos, lo hicieron por la Estación del Ferrocarril, al norte de la ciudad.
De los distinguidos visitantes, que tuvieron como referente el “Puente de las Monas”, destaca la visita del emperador Maximiliano de Absburgo, el 23 de agosto de 1864, quien según relata Don Luis Velasco: “fue recibido en esta ciudad por autoridades civiles en el puente del Río Laja. Una banda de música siguió a la comitiva hasta llegar al “Puente de las Monas” en el que cientos de personas lo esperaban, las campanas de las iglesias repicaron y los celayenses vitoreaban a su Majestad”.
DESAPARECIÓ EL RIYITO Y LO REBASÓ LA MANCHA URBANA
Al paso de los años, «El Riyito» desapareció y la ciudad creció más al oriente del arroyo, en tanto que el desarrollo urbano, amenazó con acabar con él de tajo, pues se le endosaron construcciones. En los años ochenta del siglo pasado, en el lado norte, existía una vecindad donde todavía había vestigios del riyito, hoy se emparejó todo el terreno para un estacionamiento.
De acuerdo a los vecinos, que habitan construcciones aledañas, dicen que en administraciones municipales recientes se construyó una barda detrás de los muros del puente, de tal manera que ni los cimientos del puente son visibles, como para analizar su tipo de construcción, cimentación y dimensiones reales, pues no se conoce registro de ello.
El “Puente de las Monas” es uno de los monumentos históricos catalogados por el INAH, con la ficha: 1-001120165, de fecha de 2018, de acuerdo a la lista publicada en enero del presente año por la Secretaría de Cultura. Su ficha técnica -advierte- está en proceso.
MÁS REFERENCIAS:
«Interpretación iconográfica del Puente de Las Monas» Pag. 30-31
Contribución especial del Museo de Historia Regional de Celaya, a cargo del historiador Rafael Soldara Luna