//Opinión:// ¡YA BASTA!… ¡ESTADO FALLIDO!

G. C. Samayoa Madrigal

Tras la muerte cruenta de los sacerdotes jesuitas Javier Campos, de 79 años, y Joaquín Mora, de 80, el lunes 20 de junio en la parroquia del pueblo de Cerocahui, municipio de Urique en la Sierra Tarahumara, la Iglesia manifestó indignación y coraje, reflejando además remordimiento en comunicado oficial de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) con un Mensaje al Pueblo Mexicano, además del análisis realizado en la ciudad de León, Gto., durante la reunión anual del Sistema Universitario Jesuita en que tuvo lugar el panel sobre “Justicia con Paz y Reconciliación”.

El sangriento suceso perpetrado por un maleante apodado “El Chueco” de la célula de “Los Salazar” perteneciente al Cártel de Sinaloa —sí, el de los chapos Guzmán Loera y que evidentemente cuenta con la simpatía presidencial— indignó a todos los mexicanos y trascendió al sentimiento mundial. “¡Cuántos asesinatos en México!”, expresó con dolor el Papa Francisco en la Audiencia General dos días después del bestial crimen.

Hechos lamentables que identifican y unen a la Iglesia al clamor, reclamo y exigencia popular a las autoridades para que les proteja, restaure la paz, persiga y aplique las sanciones de ley a los delincuentes, para que cesen la violencia, la extorsión, el secuestro, la trata de persona, la distribución de drogas y todas las actividades ilícitas del Crimen Organizado.

En su Mensaje al Pueblo, el Episcopado Mexicano empieza por reconocer que el crimen se ha extendido por todas partes trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad, y que ejecuciones y masacres han hecho de nuestro país uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo… “¡Cuánta maldad y desorden social!”, exclama.

Aflora el remordimiento: “Reconocemos que como Iglesia tenemos que reconocer que no hemos hecho lo suficiente en la evangelización de los pueblos y que es necesario redoblar esfuerzos. Queda mucho por hacer en la reconstrucción del tejido social, desde la labor pastoral que nos es propia… hacemos un llamado a todo el pueblo de Dios, en especial a los sacerdotes, religiosos (as), catequistas, evangelizadores y demás agentes de pastoral, a sumarse en los trabajos por concretar el proyecto de PAZ de Cristo”.

“¡Ya basta! No podemos ser indiferentes ni ajenos a lo que nos está afectando a todos”, señala el comunicado del CEM.

Mientras que en León, en la reunión académica jesuita, el Rector de la Universidad Iberoamericana de Torreón, Juan Luis Hernández explicó que “cuando el Estado no tiene control territorial y permite que grupos armados lo controlen, a eso le llamamos Estado fallido, y tiene muchos años que desgraciadamente en México el territorio, las colonias, los barrios, los pueblos están siendo controlados por algún cártel y el Estado está ausente”, revelando que “la población en México estamos solos, abandonados a nuestra suerte, sometidos a la ley del más fuerte, sometidos a la ley de la selva. Estamos sometidos a la ley del secuestro, de la extorsión, del asesinato”.

El Episcopado considera que “es tiempo de revisar las estrategias de seguridad que están fracasando. Es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las voces de miles de familiares de las víctimas, de asesinados y desaparecidos, a los cuerpos policiacos maltratados por el crimen. Es tiempo de escuchar a los académicos e investigadores, a las denuncias de los medios de comunicación, a todas las fuerzas políticas, a la sociedad civil y a las asociaciones religiosas. Creemos que no es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que nos toca resolver ahora. Escucharnos no hace débil a nadie, al contrario, nos fortalece como Nación. Todos somos mexicanos, todos necesitamos vivir en paz y concordia”.

El CEM propone, y hace un llamado a las autoridades políticas a “convocar a un diálogo nacional para emprender acciones inteligentes e integrales con el fin de alcanzar la paz mediante una participación conjunta. Creemos que ‘la paz es posible, que tiene que ser posible’. En esta tarea todos los ciudadanos de buena voluntad podemos ser aliados. ¡No perdamos esta oportunidad!”

“Es responsabilidad de los gobernantes —deslinda puntualmente— aplicar la ley con justicia para erradicar la impunidad, respetando los derechos humanos, pero procurando la seguridad de los ciudadanos y la paz social”.

La complejidad del asunto fue tema abordado en el panel sobre “Justicia con Paz y Reconciliación” durante la reunión del Sistema Universitario Jesuita. Le correspondió al Rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Alex Zatyrka, quien alertó que mientras la sociedad se está acostumbrando a este nivel de violencia, las autoridades se limitan a culparse unas a otras, sin que logren resolver los casos. “Se tiran la pelota unos a otros. Es evidente que estos colectivos políticos no van a actuar si no hay presión de la sociedad civil”, indicó.

Es precisamente lo que se ha expuesto en este espacio, la necesidad de la participación ciudadana para mediante la organización, la resistencia civil, la denuncia y exigir rendición de cuentas, presionar a los políticos y gobernantes para que cumplan lo que la Constitución y las Leyes les mandatan, así como atender las órdenes del pueblo, que es el soberano y que demanda castigo para los que están delinquiendo, los que están abusando del poder y desestabilizando al país.

Queda claro que este gobierno, el de Andrés Manuel López Obrador, ha fracasado rotundamente. El propio presidente en cada mañanera, cuando intenta justificarse, reconoce que no ha podido revertir la herencia de los gobiernos que le antecedieron, a los que califica de conservadores y neoliberales, además de acusarlos de saqueadores de la nación, aunque no presenta pruebas y declara que no los llevará a juicio, no obstante que la gente, el pueblo, la sociedad le exige que los lleve a los tribunales y ahí se determine si son inocentes o culpables.

Definitivamente, la salvación del país está en manos de la sociedad organizada.

¿Usted qué opina, amable lector?