IGNORANTE, PERO GRACIOSO

Por G. C. Samayoa Madrigal

De ninguna manera se puede construir una relación diplomática seria si van a mediar la broma, el chistorete y la gracejada en una reunión formal para sentar bases de trabajo conjunto, pero que es confundida por una de las partes como una convivencia entre cuates, de esas que se conciben para el desestrés.
Tal fue el momento vergonzoso de la reunión virtual de Estado entre Andrés López O. y el Presidente norteamericano Joe Biden
¡Imagínense! De pronto, sin motivo aparente el tabasqueño le cuenta algo así como el último de Porfirio Díaz: pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos… “recomponiendo” con la versión moderna del propio Andrés: bendito México, tan cerca de Dios, pero… (pausa burlesca) no tan lejos de Estados Unidos.
Avergüenza a los 30 millones de mexicanos que con su voto lo llevaron a la Presidencia de la República, investidura que Andrés se ha encargado de ridiculizar, menospreciar, pulverizar… Lamentable – irritante- para los demás compatriotas.
López O. exhibió su debilidad: es ignorante, pero le sale lo gracioso… buena onda dirían los chavorrucos, tratándose de pachanga informal… de cuates, pues.
Inoportuno, atrapado por sus ocurrencias e ignorando cualquier recomendación proveniente de su gabinete, reducido a grupo de esclavos.
Al igual que la mayoría de sus compañeros -como que Olga quiere ser la excepción-, Ebrard no puede controlar los ímpetus rebeldes de su jefe. Marcelo sólo le obedece lacayunamente, así tenga que incurrir a la ilegalidad de la usurpación de funciones públicas (sancionable).
Si alguien, aún con lo anterior, se pregunta porqué se impuso la agenda norteamericana, la respuesta es sencilla: Biden es serio, respetuoso, es Presidente, es Jefe de Estado, concilia y gobierna.