SENSACIONES: DESDE LAS ALTURAS

SENSACIONES: DESDE LAS ALTURAS


Por Velia María Hontoria Álvarez

La altura de un cuerpo puede medirse de varias formas, desde su base hasta el vértice más en el caso de las personas, en algunos casos, solo puede medirse desde su corazón, hasta el alma de todos los que toca. Y, este es el caso de dos personas extraordinarias, que desde su cotidianidad decidieron asumir un cargo de representación, e independientemente que cualquier persona pueda o no estar de acuerdo con las formas de su administración; tendremos que reconocer, que, al asumir la representación, de toda una ciudadanía se han revestido de Autoridad y, eso los hace diferentes del resto, pues van al frente, nos dirigen y marcan el camino. Estas letras, se revisten de admiración y gratitud hacia Rosita Suárez y Javier Mendoza, la Presidente del DIF y Alcalde de Celaya, por la lección que dan a nuestro país.
Toman la bandera, con la dolorosa experiencia de los millones de desaparecidos, de los miles en cientos de asesinados, de todas esas víctimas para las que no hay justicia y se suman a un registro de un tribunal, como todos aquellos padres, a los que esta batalla absurda, desigual e injusta, le ha arrebatado a un hijo; no logro imaginar cuánto dolor puede haber en su corazón y cómo entregar a la tierra, lo que ha sido cruelmente arrebatado. Cuán fácil es criticar, dar la espalda y teorizar café en mano o con el celular al dedo; dictar órdenes, revolver el mundo en el interminable arte, de no terminar nada, aún menos comenzarlo. El Ing. Javier Mendoza Márquez, se levanta desde el dolor poniéndose de nuevo al frente, con toda una ciudadanía que le respalda y que extiende las manos en red, exponiendo, así como él lo hace, el pecho de ser necesario, para que estas personas llenas de esa salvaje perversidad, sacien su desesperanza de ser necesario y permitan que esta ciudad vuelva a florecer. La Sra. Rosita Suárez, ha dedicado una vida entera al servicio, se ha ocupado durante años, sin necesidad de puestos, ni títulos nobiliarios de llevar alimento, cobijo y bienestar a miles en cientos de pequeños, su abrazo de bondad esta siempre abierto para todas las mujeres, que necesitan apoyo y consuelo. Su generosidad, empatía y una humanidad fuera de serie nos compromete e inspira. Esos bellos ojos verdes, besan a todos con el alma, saciando la desesperanza. El comportamiento, las acciones y el obrar de ambos, obliga a toda esta administración a estar a la altura, basta señores y señoras de esos comportamientos absurdos, de triquiñuelas que en nada los beneficia y si los empaña. Nadie gana, si alguno pierde, los ciudadanos debemos cerrar filas, sin dejar espacios para que continúe filtrándose la impunidad.
Celaya sí es grande y es inmensa, no por sus monumentos o sus calles, aún menos por el tren que lo circunda. Es grande por sus hombres y mujeres, que se sobreponen al fracaso, por la humildad con la que dan, sin esperar nada a cambio. No habrá enemigo oculto, si nos comprometemos y decidimos cada uno desde nuestra trinchera a hacer de esta ciudad un hogar, en donde quepan nuestros anhelos.

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